La Buena VidaMuestra

Escrito por Bella, 17 años de Cumming, Georgia, EE. UU.

Cuando Jesús le hablaba a Sus amigos y seguidores más cercanos, describía al Espíritu Santo diciendo que era nuestro Ayudante. Saber que el Espíritu es nuestro ayudante me recuerda algo que sucedió recientemente. Fui al lago para sentarme y relajarme. Después de caminar un rato, encontré una orilla con algo de arena y árboles que daban sombra. Empecé a escuchar música de alabanza mientras caminaba y miraba el agua. Entonces… ¡Me resbalé! Caí al agua. Definitivamente no estaba vestida para ir a nadar o preparada para lo fría que estaba el agua. Pero, simplemente aproveché el momento. Terminé nadando y divirtiéndome, y quiero decir fue maravilloso, mi risa parecía resonar entre los árboles.

Aunque me resbalé y me caí, lo que podría haber arruinado mi día, sentí que el Espíritu de Dios me mostró que Este siempre puede guiarnos hacia la alegría. A pesar de que mi traje estaba cubierto de barro, no me preocupé por las manchas y el desastre y, en su lugar, me centré en la felicidad que estaba experimentando mientras disfrutaba del lago. Si no hubiera estado abierta a algo más que a la frustración en ese momento, no habría sido capaz de experimentar la alegría en el desastre. Si el Espíritu nos da vida, caminemos guiados por el Espíritu. Hoy, cuando salgo a caminar, recuerdo que el Espíritu Santo siempre está obrando.

Hoy, piensa en algunas de las cosas que podrían estar impidiéndote experimentar la vida de la manera en que el Espíritu te invita. ¿Qué cosas se interponen en el camino de la alegría, la paz, la bondad, etc.?