Dios No Está Enojado ContigoMuestra

Repite conmigo: “Nueva criatura en Cristo soy, las cosas del pasado, las cosas viejas ya no viven en mí". Esta oración la tuve que repetir una y otra vez. Quisiera decirte que el cambio llegó de la noche a la mañana, pero siempre digo que fui como el pueblo de Israel, en el desierto por 40 años. He aprendido que el cambio puede ser largo y doloroso, pero también puede ser menos largo y doloroso. Está en nuestras manos el querer y hacer. Por la razón que sea, por mucho tiempo no quise perdonar, por ende, prolongué mi sanidad interior. Sin perdonar es imposible sanar. Necesitamos entender esto, a veces nos creemos mas importantes porque fuimos nosotros los heridos. Pero en realidad, aunque somos importantes esto no significa que no sufriremos las consecuencias de no perdonar. Yo quiero bendición para mis generaciones. No quiero pasar la maldición a mis hijos y sus hijos. Quisiera también decir que se trata solo de sentimientos, pero si me dejo llevar por mis sentimientos estaríamos aquí toda una eternidad buscando excusas para la injusticia, y tratando de justificar el por qué podemos quedarnos atrapados en la tristeza y desolación. Me niego a ser una víctima más. Porque no lo soy, ni tampoco tú, somos más que vencedores en Cristo Jesús. Él fue crucificado para que tengamos vida eterna y resucitó para que andemos en autoridad. Anda con la frente en alto y ora a Papa Dios. Así como el rey David hacía, que cree en ti un corazón limpio y puro. Un corazón libre para amar y perdonar y ser libre de toda atadura. Te reto a que decidas cambiar hoy. Sí, Jesús cambia, pero solo si quieres y te dejas cambiar. Renueva tu mente, alma y corazón y anda conforme al Espíritu de Dios.