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“¿DISTINTAS VERDADES?”

Quizá alguien pudiera pensar que todo lo que digo es porque esta es “MI verdad”, y que cada quien puede tener “SU propia verdad”… Te lo voy a explicar así: Si la Verdad realmente existe debe ser absoluta, no existe tal cosa como una “verdad relativa”: sería incoherente con el concepto mismo de Verdad..

Supongamos que yo voy a la ferretería y pido un metro de piola y el vendedor me da un pedazo de 15 centímetros… ¡Yo protestaría diciendo que eso no es un metro sino solamente 15 centímetros! Pero, qué tal si el vendedor me dijera:

"Bueno señor, esa es su verdad, pero en esta ferretería tenemos otra verdad… en esta ferretería lo que usted llama 15 centímetros, para nosotros es un metro".

¿Sabes por qué eso no ocurre? Porque hay una “medida universal” llamada “metro”, es una medida que no varía en todo el mundo: es una verdad absoluta.

Sin esa “medida universal”, lo que para algunos es “verdad” para otros sería una “mentira” y reinaría un caos total. Si la verdad es verdad, no puede ser verdad para unos sí y para otros no, de tal modo sería verdad para unos y mentira para otros, esa clase de “verdad” no es verdad, ¡sino simplemente una mentira con buena publicidad!

Lo que intento decirte es esto: si lo que yo creo “me sirve a mí” pero “no te sirve a ti”, entonces ¡no le sirve a nadie! No voy a depositar el destino eterno de mi alma en algo que quizá sea verdad para mí, pero no lo sea para el resto.

La “Verdad Absoluta” del Evangelio es digna de confianza porque “es Verdad para todos y para siempre”, no cambia con las circunstancias y eso justamente hace que sea Verdad, independientemente de las modas, épocas y estilos.

Supongamos que vas al médico y descubren con horror que tenés un cáncer avanzado y te quedan pocos meses de vida. ¿Quisieras saberlo y pasar tus últimos días sufriendo? ¿O que no te digan nada para no preocuparte? ¿Preferís una verdad incómoda o una mentira agradable? El Evangelio es esa Verdad incómoda, te dice que tienes un cáncer en el alma y ¡que te vas a morir! Pero no se queda allí, avanza un paso más ¡ofreciéndote gratuitamente la medicina del Cielo! ¡Jesús murió para que tú puedas vivir! ¡Esas sí que son Buenas Noticias!