La Biblia en un AñoMuestra

Reflexión: MIRAR HACIA ADENTRO

"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo" (Mateo 7:1-3)

Con qué facilidad caemos en la crítica, mirando los errores de los que están a nuestro alrededor. Por un lado, en el seno familiar criticamos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros hijos o a nuestros esposos, con gran dureza; o bien en lo laboral a un compañero, al jefe o a un proveedor; en la escuela a la maestra o el profesor, todos estos pasan por la lupa de la más alta crítica. En nuestro país es tan común escuchar a la gente criticar y quejarse en cualquier lugar: en el supermercado, la cola de un banco o en la puerta de la escuela.

Hay dos tipos de críticas: la constructiva, que ayuda a otros a superarse y a crecer; y la destructiva, que no ayuda a nadie y, por el contrario, destruye la autoestima y la valía de las personas. Indudablemente nadie es perfecto y, por mucho que nos esforcemos, nunca lo seremos. Somos seres imperfectos y solo Jesús es verdaderamente perfecto. Por esto es necesario mirar cuidadosamente hacia adentro antes de hacerlo hacia afuera. Te darás cuenta de que, en ocasiones, cometemos los mismos errores que criticamos en otros. La promesa es: “No juzgues y no serás juzgado”.

Meta del día: Te desafío a que la próxima vez que te sientas tentado a hablar mal de alguien, lo medites. Piensa en esto: si no tienes algo bueno que decir o resaltar de alguien, siempre es mejor callar.