Ansiedad: No Te Detendrá, Tú La VencerásMuestra

Día 3

La cara invisible de la ansiedad

Cuando conversamos de espiritualidad podemos afirmar que la ansiedad viene a ser un tipo de yugo que afecta tanto a cristianos como a inconversos. El fin de esta es afectar la libertad que las personas pueden experimentar en su día a día. Por eso en el Evangelio de Mateo 11: 29-30 Jesús explicó:

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (RVR 1960).

La ansiedad no forma parte del yugo directo de Cristo en nosotros, porque no es fácil, ni ligera. Esta es agobiante y consume en las personas cada gota de paciencia, de estima y de paz, hasta el punto que quien presenta ansiedad tenga que verse obligado a dejar de hacer ciertas cosas por temor o miedo a ciertos eventos que muchas veces están solo en su mente.

En tal sentido, la naturaleza de nuestros enemigos (El diablo, el mundo y la Carne) intentan robar la paz que Cristo ganó en la Cruz del calvario para ti y para mí. Sobre ello 1 Pedro 5:9 explica que todos los cristianos enfrentamos los mismos sufrimientos. Existen personas incluso más ansiosas que nosotros dentro y fuera del pueblo de Dios. No obstante en 1 Corintios 10:13 el Señor nos muestra Su fidelidad y que no seremos probados más allá de lo que podamos soportar.

Podemos concluir que la ansiedad es un trastorno médico que busca alterar el estado de nuestra salud mental (físicamente hablando). Mientras que espiritualmente puede constituirse como un yugo que afecta directamente el bienestar del creyente como del inconverso. Vale decir que Dios permite en nuestra vida ciertas presiones relacionadas con metas y sueños que Él ha puesto en nuestro corazón.