[Fit] ¿Ser Fit También Incluye a Dios?Muestra

¿Qué es ser FIT?

Dios es eterno y trasciende todo lo creado, por lo cual no podemos encajonarlo. Dios quiere y puede ser parte de todas las áreas y momentos de nuestra vida. Y el área FIT no es la excepción.

¿Qué significa FIT? FIT es un término que proviene del inglés y se refiere a un estilo de vida —un conjunto de principios, hábitos y actitudes— cuyo propósito es mantenernos saludables y en buena condición física.

Ser FIT, ¿será algo que también le interese a Dios? ¡Claro! La Biblia es la Palabra de Dios y la base de nuestra vida. En ella podemos encontrar una y otra vez que Dios es descrito como FUERTE. El más fuerte de todo el universo. ¡Así es Él!

Además, las leyes sanitarias que Dios le dio a Su pueblo en la Biblia nos dejan ver que Él también se interesa por nuestra salud y condición física. Las Escrituras mencionan en varias ocasiones la relación entre el espíritu y nuestro cuerpo, así como los deportes de la época.

En el libro de Efesios encontramos que el Apóstol Pablo hace una semejanza entre el cuidado necesario por nuestro cuerpo con el cuidado y sustento que Cristo tiene por Su Iglesia. ¿Puedes imaginar cuán amada es la Iglesia para Cristo? Nosotros somos esa Iglesia que la Biblia dice que es el cuerpo de Cristo. De modo que el cuidado que tiene Dios para nuestra vida es el mismo que nosotros debemos tener por nuestro cuerpo. No estamos hablando de hacer un culto a nuestro cuerpo ni de volver su cuidado el centro de nuestra existencia. Estamos hablando de no olvidar de tomar en cuenta el cuidado de nuestro cuerpo junto con el de nuestra alma y el de nuestro espíritu.

Si comemos comida chatarra y no hacemos ejercicio, nuestro aspecto y desempeño se irán deteriorando conforme pase el tiempo. Es importante que cambiemos nuestros hábitos y actitudes, de modo que conforme avancen los años podamos conservar nuestro cuerpo en la mejor manera posible, ya que dice la Biblia que nadie en su sano juicio haría un mal intencional a su propia carne.

Proponte en tu corazón tener un cuidado integral de todo tu ser —espíritu, alma y cuerpo—, de modo que no descuides la oración, el estudio de la Palabra, tus relaciones con tus seres queridos, tu crecimiento intelectual y profesional ni tampoco el ejercicio, el descanso o tener una sana alimentación.