Pro TipMuestra

Escrito por Emmie, 15 años de Lawrenceville, Georgia, EE. UU.

¿Quién eres tú? No, no tu nombre. Me refiero a ¿quién eres tú? A la gente le encanta hacer esta pregunta. Profesores, líderes, padres y amigos te ruegan que "pienses bien" y "mires dentro de ti" para encontrar la respuesta. Si soy completamente sincera, he evitado esta pregunta más veces de las que la he respondido. A veces es por lo que siento. A veces me siento: Desordenada. Rota. No valorada. Incluso sin esperanza.

Cuando este tipo de pensamientos surgen, pueden resultar totalmente asfixiantes. A veces, incluso, he creído que mi identidad está determinada por los defectos que tengo. A veces, incluso, siento que, por lo que he hecho, nunca estaré a la altura de lo que Dios espera. De acuerdo, sé que eso es difícil, pero hay un propósito. Déjame hacerte una nueva pregunta: ¿De dónde vienen ese tipo de pensamientos?

¿Vienen de un Dios que me llama elegido? ¿Vienen de un Dios que me llama hijo? ¿Vienen del Creador del Universo que me dice que me ama, me perdona, me libera y me acepta?

Pero incluso llega el pensamiento: "¡Mira lo que he hecho Dios! ¡Esto no está bien! ¿¡Lo has olvidado!? Soy un fracaso". Entonces recuerdo lo que es verdad. Al principio, lo que Dios dice que es verdad sobre mí parece suave, como un susurro o un arroyo burbujeante, pero con el tiempo se hace cada vez más fuerte. Es como si Dios me estuviera recordando: "¡Mira lo que he hecho!". Entonces recuerdo que Jesús, Dios en un cuerpo humano, vino a morir por nosotros porque Dios nos ama mucho, ¡pase lo que pase!

Antes me quedaba atrapado en algunos pensamientos muy negativos. Me ha costado mucho verme a mí mismo tal y como Dios dice que es verdad sobre mí. Pero, cuando recuerdo lo que es verdad... cuando recuerdo lo que es sabio, todo cambia.

La próxima vez que empieces a escuchar pensamientos negativos sobre tu identidad o tu dignidad, pregúntate: "¿Qué dice Dios que es verdad?". Pregúntate: "¿Qué pensamientos sabios podrían estar surgiendo para demostrar que estos pensamientos negativos no son ciertos?". Pensar sabiamente sobre quién eres empieza por recordar quién dice Dios que eres.

Hoy, lee un versículo que te guste o incluso busca uno que hable de la forma en que Dios te ve. Luego, si estás preparado, habla con alguien en quien confíes sobre cómo te cuesta ver lo que es verdad sobre ti. Pide ayuda para prestar más atención a la sabiduría de Dios. Dios te ama mucho, pase lo que pase. ¡La esperanza es que siempre lo recuerdes!