¿Quién Es Este Hombre?Muestra

Día 5: Jesús y los milagros

Con el paso de los años me di cuenta que el arma más poderosa que Satanás tiene es que la gente crea que él no existe. Ha logrado por medio del racionalismo, el secularismo y humanismo que la gente crea que no es real. Así sus obras de maldad no tienen límites. A muchos nos ha pasado al leer los Evangelios quedar atrapado por las historias donde Jesús echa fuera demonios. Ahora sabemos que Satanás sí existe y su poder está activo.

¡Mas el poder de Jesús es mayor!

Esta historia pone una base clara: “Los demonios existen". No son una fábula. Según la Biblia, son Ángeles caídos que fueron expulsados del cielo juntamente con Satanás. Necesitan de un cuerpo de un ser humano para manifestar sus obras de maldad. Podemos decir que no todo es demonio, pero sí muchas raíces de acciones del hombre son espirituales e impulsadas por demonios. El gadareno de nuestra historia en cuestión vivía en los sepulcros. Esto nos muestra cómo el demonio lleva a personas a lugares de oscuridad, tenebrosos, lugares de muerte y soledad. Si bien Satanás no puede tocar a Dios, sí puede tocar lo que Dios más ama: el ser humano.

Jesús describe las tareas de Satanás:

"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" ( Juan 10.10).

Esto quiere decir que en toda obra vinculada con robar, matar y destruir Satanás está detrás. Lo maravilloso de este equilibrio es que en ese mismo versículo Jesús dice luego: “He venido para que tengan vida en abundancia". Al convertirnos a Jesús, nos ponemos de u lado, del lado de la vida.

"Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10.17-20).

Aquí Jesús envía a los discípulos y les da autoridad sobre Satanás. Cuando el Evangelio es predicado, Satanás tiene que retroceder. Los discípulos salen a predicar con la autoridad que Jesús les dio y al regresar cuentan sus experiencias ante lo cual Jesús hace una importante y reveladora declaración: “Yo veía a Satanás caer.”

Este pasaje nos deja ver dos dimensiones:

• El plano terrenal: donde los discípulos predicaban y oraban.
• El plano espiritual: donde Satanás caía.

Nuestros actos de FE afectan el mundo espiritual. Por eso nunca debemos dudar de una oración, de una prédica dada o de una ofrenda. Nuestros actos naturales siempre tienen un impacto espiritual. Muchas veces al no ver, creemos que nuestras oraciones no mueven nada en el ámbito espiritual. Pero el Espíritu Santo está intercediendo por nosotros constantemente.

Todos los que creen en el nombre de Jesús recibirán poder y las señales los seguirán. Todos los que creemos en Él somos enviados. Debemos esperar las señales de Dios. Los milagros son señales que nos orientan en el camino y nos confirman hacia dónde vamos. Las señales siempre deben conducir a Cristo. Muchas personas conocieron la Verdad por medio de una señal que los impactó. Tenemos que avanzar en fe en búsqueda de estas señales para que los milagros se manifiesten. Fe es avanzar. Si nos detenemos, los milagros se detendrán en nuestras vidas. ¡Adelante, hay mucho más por vivir con Jesús!