Tu Bando Sí ImportaMuestra

Escogeos hoy a quien sirváis.

Los tiempos cambian, pero ante un Dios inmutable de idéntica naturaleza ayer, hoy y siempre, los desafíos siguen siendo iguales en esencia, aunque disimulados bajo disfraces distintos.

Su Palabra vive y permanece eternamente, y Sus pensamientos son los mismos respecto a lo aceptable o no. Servirle es aún el llamamiento a cada ser humano, y escoger es ineludible. Ese es el Evangelio que nos ha sido anunciado: un solo camino, Cristo, sin el cual no hay manera de reconciliarse con Dios.

Que este asunto dé igual a las personas hoy es lo de menos, en un sentido, ya que eso no altera nada, más allá de su propio estado frente a Aquel que juzgará todas las cosas. La realidad de que Dios, tal y como le decía al pueblo en Malaquías...

• Sigue amando.
• Buscándonos.
• Reclamando la adoración que le es debida.
• recordándonos que cuando no lo hacemos así le estamos robando.
• Poniendo de manifiesto que hay dos caminos bien diferentes que no llevan al mismo lugar.

No ha cambiado en absoluto.

Creemos que el paso del tiempo modifica todo eso, pero no es cierto. La hierba se seca, y la flor se cae, como todo lo que toca el tiempo, pero Dios y Su designio están por encima.

El llamado del Señor es, entonces, el mismo que antaño. Como se expresa en Malaquías: “Acordaos de la ley que fue dada a Moisés”. Jesús mismo vino a cumplirla, no a anularla. Josué recordó aquella ley al pueblo oportunamente, y les puso ante la disyuntiva que hoy tenemos también delante: tenemos que escoger a quién serviremos. La declaración del líder y su casa fue tajante, porque no hay término medio posible y porque esto, efectivamente, es cuestión de dos bandos, y solo uno correcto, por políticamente antipático que resulte hoy expresarse en estos términos.

Esto no es un video juego que termina con GAME OVER y en el que podemos volver a empezar partida cuando queramos sin mayores consecuencias. Nuestra decisión es trascendente y definitiva. Todo movimiento en nuestra vida lo es, y puede ser el último. Seguimos a Jesús, o no lo hacemos.

Dios reina, el enemigo está vencido, aunque coleando aun y procurando todo el mal posible antes de ser puesto definitivamente debajo de Sus pies. Mientras tanto, se sigue llevando por delante a incautos y atrevidos, a quienes prefieren su propia percepción, a los que optan por ignorar que el bando que escogemos es vital, entonces y ahora.

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