La cura definitiva

¿En verdad quieres ser sano? En realidad, es una pregunta que nos tenemos que hacer, porque esta pregunta revela el verdadero estado de nuestro corazón. En ocasiones nos sentimos cómodos con nuestra enfermedad (nuestros pecados). Sentimos que no nos hacen tanto daño, que todo el mundo lo hace. Pero esto es la gran mentira de Satanás, de tu adversario. Él quiere destruirte y que vivas una vida alejada de Aquel que te ama eternamente.

Cuando vas al médico y él o ella te encuentra una infección, proceden a escribir una receta o formula médica. El doctor no espera que tú entiendas lo que te recetó, espera que te tomes el medicamento diariamente o semanalmente, porque sabe que te hará bien. El doctor tampoco espera a que tú te pongas a estudiar o discutir sobre la medicina, no espera que comprendas de qué está hecho el medicamento, sabe que funciona, solo debes tomarlo y dejar que actúe.

Haz lo que el médico te dijo que hicieras y vas a ver el resultado, vas a ver actuar la medicina que te recetó, va a ocurrir, ¡créelo! Hay ocasiones en que esperamos que la medicina haga en nosotros un efecto inmediato. Pero en cada uno de nosotros actúa de manera diferente, a veces toma más tiempo, pero mientras más tiempo posterguemos tomar la medicina, más tiempo tardará en funcionar…

Al igual que cuando vas al médico, así mismo es cuando vas a la casa de tu Padre, a tu iglesia, allí está quien hará tu receta, ¡Él Espíritu Santo! Él con mucho amor examinará tu corazón, mente y alma, y te dará la receta para sanar tu alma. La diferencia es que esta cura es eterna, la medicina se llama Jesús.

Cuando recibes a Jesús en tu corazón, no esperes que el cambio en tus acciones y pecados sean inmediatos, comenzará la renovación de tu entendimiento y tus ojos serán abiertos. Ya no verás lo que te hacia daño como algo placentero, amarás tanto a tu Padre que no querrás hacer lo que sabes que le hace daño y lo entristece. El proceso, como te he dicho algunas veces, no es lineal. El proceso que empezará Dios en tu vida será de altos y bajos, pero poco a poco tu vida será restaurada. No te frustres y te rindas cuando falles, estás llamado a levantarte y seguir luchando. Porque, después de haber recibido la cura estás ahora destinado a tener vida eterna. Recuerda siempre que esta medicina a diferencia de las que nos da un doctor en el hospital no tiene fecha de caducidad.

Recuerda siempre que la cura para todo es JESÚS, búscale a través de estos medicamentos:

• Oración: Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes (1 pedro 5:7).
• Adoración: cantando salmos e himnos y canciones espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón, y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 5:19-20).
• Quitando tus ídolos: Por tanto, amados míos, huid de la idolatría (1 Corintios 10:14).
• La gracia de Dios: Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos (Hebreos 4:16).

Espero que este plan devocional haya sido de bendición para tu vida. Recuerda que el Rey del universo murió específicamente pensando en ti, para hacerte sano. ¡Recuerda cuán grande y eterno es ese amor!

Con amor Cristian.

Si quieres saber más de este y otros planes devocionales sígueme en Instagram como Cristian_rodriguezt.

Te quiero dejar una fotografía del libro "¿Cómo conquistar el corazón de Dios?", que una de las integrantes del grupo de oración, del que hablamos ayer, me dio con una dedicatoria muy especial.