Florecimiento: 21 días para que el Fruto del Espíritu florezca en tu vidaMuestra

Un trabajo perfecto

Por Bridgette Morris

Hermanos míos, alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes. Ahora bien, la paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto (Santiago 1:2–4 PDT).

Me encanta la jardinería. Me gusta cultivar cosas que son lo que yo llamo «plantas con propósito». Muchas flores hermosas tienen un propósito seguro, pero mis plantas favoritas en realidad producen algo que mi familia y yo podemos comer. Pero lo que pasa con la jardinería es que es fácil impacientarse a pesar de que el resultado final vale más que la pena.

Por ejemplo, creo que todos podemos estar de acuerdo en que los duraznos son deliciosos y jugosos, ¿verdad? Y especialmente cuando puedes acompañar un postre de melocotón con helado. (¡¿Quién no disfrutaría eso?!) Vivo cerca de una tienda de comestibles, así que incluso en pleno invierno, puedo ir a comprar una lata de duraznos y hacer un pastel de fruta. Sin embargo, hay una gran diferencia en la calidad de los melocotones que cultivo frente a los melocotones que encuentro en el pasillo tres. Por eso elijo cultivar mis propios duraznos: sé que son mejores para mí y saben mucho mejor que los duraznos de lata.

Pero ahí está la cosa: los duraznos tardan en crecer. Si mi objetivo final es un delicioso pastel de fruta casero hecho con duraznos frescos y combinado perfectamente con helado Blue Bell, entonces tengo que dar algunos pasos antes de poder llegar allí. Primero compro un melocotonero y lo siembro. Luego lo riego, lo fertilizo y me aseguro de que los insectos no lo infesten. Después de eso, podo el árbol. Todos estos pasos suceden antes de que vea algún fruto. Debo ser activa en mi espera o nada crecerá. Debo ser firme y tener paciencia para cuidar mi jardín antes de que el fruto sea visible. Si no lo hago, la fruta nunca crecerá y las malas hierbas acapararán la nutrición destinada a la planta deseada.

El primer capítulo de Santiago comienza con este encargo, que es a la vez alentador y desafiante: «Alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes. Ahora bien, la paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto» (Santiago 1:2–4). Me encantaría ser así, ¿a ti no? Quiero decir, ¿quién no quiere estar totalmente completo, que no le falte nada? Lo que me llama la atención de este pasaje es la frase «La paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto». ¿Cómo funciona la paciencia? Mientras investigaba el idioma original, la palabra traducida como paciencia en griego es hypomonē , que significa «resistencia alegre, constancia o continuidad paciente». En la Nueva Traducción Viviente, se traduce como «constancia» y en la TLA se traduce como «soportar con más fuerza». Lo que todas estas palabras tienen en común es la imagen que pintan: muestran las acciones que tomamos y cómo podemos hacer nuestro trabajo. La paciencia puede ser absolutamente espera y quietud, pero también puede ser un acto de continuar andando en lo que se nos ha presentado con el propósito de refinarnos y perfeccionarnos.

Al igual que hago con mis árboles de durazno, si la meta en nuestras vidas es ser más como Cristo, «perfectos y completos, sin que nos falte nada», entonces tenemos que dar pasos intencionales para llegar allí, y uno de esos pasos es permitir que la paciencia tenga su obra perfecta en nosotros. Y a veces la paciencia se parece más a la constancia que a la quietud. Debo ser constante para controlar mi jardín mientras espero que crezca la fruta. Debo amar a mi cónyuge constantemente mientras ambos estamos siendo transformados por el Espíritu Santo. Necesitamos ser constantes con nuestros hijos mientras se están convirtiendo en adultos responsables, y debemos obedecer constantemente al Señor mientras nos guía a nuestro destino. Los matrimonios saludables, la paternidad amorosa y los destinos efectivos no suceden de la noche a la mañana; todos requieren una constancia firme para verlos llegar a buen término.

Dejar que la paciencia haga su trabajo perfecto en ti requiere estar en la línea de tiempo de Dios, no en la tuya. «Paciencia activa» es tener una actitud de sumisión y gratitud por Su tiempo en lugar de exigirle a Dios que trabaje en tu línea de tiempo. Seamos consecuentes con lo que Dios ha puesto delante de nosotros y pacientes con las pruebas que atravesamos para que podamos ser transformados por el poder del Espíritu Santo y mostrar la bondad de Dios en el mundo que nos rodea.

Oración

Dios, gracias porque las pruebas que enfrentamos en nuestras vidas pueden ser usadas por Ti para equiparnos mejor para nuestros destinos. Hoy elegimos dejar que la paciencia tenga su obra de perfeccionamiento en nuestras vidas. Por favor, danos sabiduría sobre cómo vivir pacientemente día tras día mientras buscamos glorificarte y ver Tu reino aquí en la tierra como lo es en el cielo. En el nombre de Jesús, amén.

Para mayor reflexión

1. ¿Cómo han producido las pruebas pasadas el fruto que estás disfrutando actualmente en tu vida?
2. Pídele al Espíritu Santo que te revele cualquier área en la que necesites dejar que la paciencia haga su trabajo perfecto en tu vida.