Misión del Alma: Define tu Propósito en la VidaMuestra

El Salmo 8, según el Nuevo Testamento, alcanza su cumplimiento definitivo en el Segundo Hombre, el Último Adán, el Señor Jesucristo. En Su encarnación (Heb 2) y Su futuro gobierno de esta tierra (1 Co 15:35-49; Ef 1:22), Jesús restaura lo que se suponía que debía ser la humanidad. Dios ha puesto todas las cosas bajo Sus pies. Jesús es el Hombre para toda la humanidad, desde el primero hasta el último. Al final, aquellos que han depositado su confianza en Él, llegarán a ser como Él y actuarán como Él.

¿Cómo? Fíjate en el adjetivo posesivo del Salmo 8: "SEÑOR Soberano nuestro". El Dios de la gloria creador puede ser nuestro propio Dios de pacto de salvación. Así, todos nuestros pequeños logros pueden resplandecer, mostrar, exhibir Su esplendor al mundo. Al relacionarnos con Él como nuestro Dios, Él impregna nuestra humanidad caída y nuestro barro terrenal, y nos restaura para desplegar de forma visible la gloria del Dios invisible.

Por eso, hagas lo que hagas, hazlo todo para la gloria de Dios. Haz que la gloria de Dios sea el único propósito de tu alma, tu misión ulterior. Da una buena imagen de Dios en todos tus roles, relaciones y responsabilidades.

En tu familia:

• Si eres padre o madre, sé lo mejor que puedas ser, mostrando la gloria de Dios a tus hijos.
• Si eres un adolescente, debes portar la honra de Dios en tu hogar, escuela y relaciones.
• Si eres ama de casa, Dios valora tu papel en la familia. Muestra la gloria de Dios allí.

En tu vocación:

• Si eres maestro, debes ser el mejor maestro que puedas ser, pues eres una muestra real de la gloria de Dios.
• Si eres médico, debes ser el mejor que puedas ser, pues vistes la dignidad de Dios en tu atuendo quirúrgico.
• Si eres ingeniero, empresario, plomero, secretario, mecánico, escritor, contador, hagas lo que hagas, hazlo todo para la gloria de Dios.

Da buen testimonio de Dios... ¡engrandécelo! Hoy, mañana, toda la vida. Esta es nuestra misión amplificada, y se deriva de nuestra pasión espiritual. Todo esfuerzo debe ser juzgado, en última instancia, por si es o no un componente apropiado de nuestro propósito supremo.

Engrandecer a Dios es la única misión de la humanidad, la cual debes personalizar y traducir a tu propia misión del alma.

Para ver más recursos del ministerio del Dr. Ramesh Richard en español, visita: https://www.instagram.com/rreach_es/