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Buscando Corazón

DÍA 1 DE 3

Tengo un corazón sin dueño

Un muchacho joven, ansioso por encontrar quien cuide su joya más preciada, tenía un corazón que abundaba en brillo, solo mirarlo encandilaba. Su brillo era tal que se notaba que un gran orfebre lo había trabajado con cuidado, incrustándole piedras preciosas y puliéndolo transformándolo en una excelente pieza digna de cualquier rey que buscase una gran joya. El joven lo ofrecía una y otra vez por las calles. Algunos no daban importancia porque desconocían el valor de un corazón, otros sabiendo de su precio y percibiendo ansiedad del muchacho hacían ofertas muy bajas. Y sin pensarlo, el joven accedía sin darse cuenta que quien lo conseguía no lo apreciaría al punto que seria descuidado, maltratado, usado y cuando perdiera su brillo seria descartado.

El corazón paso de mano en mano, muchos que hasta intentaron cambiarle la forma, otros se quedaron con parte de sus hermosas piedras. Algunos por sus grandes descuidos hicieron que el brillo desaparezca. Ya casi irreconocible aquella hermosa pieza de joyería se transformo en una baratija sin brillo y si un valor aparente, no era ni la sombra de sus mejores tiempos. Un día de esos donde el ofrecimiento era constante pero el valor ya no existía, el joven intentando una vez más encontrar alguien que sea capaz de cuidar su corazón, se dio por vencido. Sin ánimos y desistiendo de la búsqueda, un orfebre buscando materiales lo ve y reconoce al instante su obra. Aun desecha y maltratada, él no desconocía lo que sus manos habían hecho. Al acercarse al joven triste y desanimado le pide el corazón. El joven no tuvo mejor idea que decirle que ya no estaba ofreciéndolo, puesto que ese corazón ya no era una pieza fina y cuidada, al contrario su valor se había perdido. El orfebre miraba el corazón con tantas ansias porque el sabia de su verdadero valor. Le dijo al joven, estoy dispuesto a repararlo, cuidarlo y devolverle el brillo inicial, pondré joyas de mayor valor que el principio. Estoy dispuesto al realzar su valor. El joven sin entenderlo le contesto que seria una locura, que nadie daría nada por ese corazón, que no valia la pena. El orfebre insistió: "Estoy dispuesto a poner todo lo que haga falta". El joven con temor depositó lo que quedaba de la alhaja en manos del artesano que al instante lo llevo a su taller y comenzó su trabajo. Lo limpió, lo pulió, realzó su brillo. Joyas muy valiosas fueron incrustadas de a una, el trabajo fue increíble. Ni la joya más valiosa de la reina Isabel tenía tanto encanto y buen gusto. El joven jamás experimentó algo así, nadie lo había cuidado de esa manera, por lo que decidió dejarlo en manos del artista, sabiendo que seria cuidado y valorado como nunca lo fue. Su brillo nunca más volvería a perderse, sus piedras no se caerían jamás y si ocurría por las envestidas del tiempo, el artesano al instante lo arreglaría.

La Biblia es muy clara en cuanto al cuidado de nuestro corazón. De hecho, en Proverbios 4:3 dice que sobre toda cosa guardada guardemos nuestro corazón. Hay una importancia tan grande en el cuidado de nuestro corazón, ¿a quién se lo estás dando?

Escrituras

Día 2

Acerca de este Plan

Buscando Corazón

Hugo Gonzalez no acompaña por tres días en un devocional directo al alma. Tres historias que nos llevan a sumergirnos en la búsqueda de un corazón. ¿Cuál es el tuyo?

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Nos gustaría agradecer a HUGO GONZÁLEZ por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/hugonzalez1/?hl=es-la