Freedom (Libertad)Muestra

LIBRE ACCESO.

¿Has tenido la posibilidad de entrar libremente a un concierto o evento pagado? Imagínate entrar gratuitamente a un evento importante, sentarte en algún lugar preferencial o VIP y sin tener que haber hecho una larga fila para entrar. Guardando las proporciones, el autor de Hebreos nos revela que tú y yo tenemos libre acceso a la misma presencia de Dios ¡y todo esto por el precio pagado por Jesús! A veces no logramos dimensionar el privilegio que tenemos de acercarnos libremente a Dios por medio de la obra que Jesús hizo en nuestro favor, sobre todo si consideráramos que no siempre fue así.

En la antigua Israel, acercarse a la presencia santa de Dios era el privilegio de unos pocos. En rigor solo el sumo sacerdote, como representante espiritual del pueblo, podía hacerlo pero solo en ciertos momentos y condiciones determinadas. Una vez al año el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo del tabernáculo donde moraba la misma presencia santa de Dios previa purificación en agua y luego de haber expiado o cubierto sus propios pecados con la sangre de un animal sacrificado. Con todo, la comunión lograda con Dios era siempre temporal y limitada. De ahí la necesidad de mantener el ritual levítico con sus constantes sacrificios para mantener una correcta relación con Dios todo el tiempo. Siempre fue así hasta que entró en la historia de salvación Jesús, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo de una vez y para siempre. Jesús vino y con Su sacrificio en la cruz del calvario no fueron necesarios más sacrificios ni ritos de purificación. El Evangelio cuenta que en el mismo momento en que Jesús murió en la cruz el velo del templo de Jerusalén, que separaba el lugar santo del santísimo, se rompió en dos. Simbolizando de esta forma el libre acceso a la presencia de Dios por medio del sacrificio de Jesús en la cruz. Y todo esto fue necesario porque Dios quiere tener una relación intima contigo. Pero tú bien sabes que una relación así solo es posible si hay confianza y libertad. El punto es que aún esa confianza y libertad ya fue ganada por Cristo. No necesitas nada más que reconocer que el sacrificio de Jesús es suficiente y que te habilita para estar en su presencia todos los días.

Reflexiona y ora:

¿Qué velos o barreras te impiden entrar en una relación de mayor intimidad con Dios? Identifícalas, anótalas y luego ora en el nombre de Jesús reclamando libertad espiritual sobre tu vida.