Serie Armadura: Episodio 2 JusticiaMuestra

JUSTICIA

Ya tenemos nuestro cinturón de la verdad colocado, ahora es el turno de la coraza de justicia, es nuestro chaleco antibalas frente al ataque enemigo.

Pablo nos habla de justicia, pero ¿a qué clase de justicia hace referencia? Hay tres clases de justicia: la justicia personal, la justicia imputada y la justicia practicada. Veamos la diferencia entre ellas así podremos comprender cuál es nuestra coraza protectora. La justicia personal es la que nos hace creer que somos buenas personas y que no vamos a morir eternamente por consecuencia de nuestros pecados. Por ejemplo hay personas que dicen: “Bueno, mi propia justicia será suficiente para prevenir eso”, y que por esa razón tenemos ganado el cielo. Claramente esto no es verdad y es ahí donde aparece la justicia imputada. Esta es con la que Dios nos viste a nosotros por la fe en Jesucristo y ahí nos es imputada justificando nuestros pecados. Pablo no está haciendo referencia a ninguna de estas clases de justicia. Por lo cual, en la justicia “personal” es la que estaríamos sin coraza y Satanás nos vencería muy fácilmente, mientras que la justicia “imputada” es con la que Dios nos viste y no, como aconseja el Apóstol, la que debemos colocarnos nosotros. En definitiva la justicia a la que hace referencia es la “práctica”. Es la que llevo a cabo en mi diario caminar. Sabemos que estamos “posicionados” en Su justicia imputada pero debemos practicar una vida santa y justa entre los hombres. No hablamos de perfección sino de progresión, maduración y equidad.

Franklin Graham lo definió como: “Acto de oponerse al mal y seguir la Palabra de Dios como la única verdad autorizada”.

Amigo lector, intentar resistir un ataque del diablo sin la pechera de justicia es un suicidio; enfrentar un ataque espiritual cuando no practicamos la santidad en nuestro carácter y en nuestros actos nos llevarán irremediablemente a vivir sin gozo y sin frutos. La justicia de Dios en nuestra vida es el estándar y la justicia práctica son nuestras decisiones diarias, momento a momento y así nos vestimos de esa coraza.

Oración: Padre gracias por justificarme frente a mis pecados impagables y así poder posicionarme en ese estándar. Hoy me tomo de esta bendición para así caminar practicando cada día una vida santa y justa. Gracias Dios, amén.