No Es Solo Una Mirada Y ListoMuestra

Cada gran receta tiene ciertos ingredientes que necesita. El pan necesita seis: harina, levadura, azúcar, sal, aceite y agua. El fuego necesita tres: oxígeno, calor y combustible. Y la agricultura necesita cinco: semilla, suelo, agua, sol y tiempo. Jesús ministró principalmente en áreas rurales, por lo que no sorprende que cuente la historia de un agricultor esparciendo semillas.

Pero el desafío en la historia no es la semilla, ni el agua, ni el tiempo. El tema es el suelo. Y en la parábola, la tierra es la condición de nuestro corazón. ¿Está nuestro corazón endurecido? ¿Estamos distraídos por otras cosas que ahogan la Palabra de Dios? ¿Nuestro suelo es demasiado rocoso y necesita que le quiten esas piedras? Si queremos crecer en nuestra fe y producir buenos frutos en nuestra vida, entonces necesitamos trabajar en nuestra propia tierra: nuestro propio corazón.

Si te da curiosidad saber cómo está tu suelo, hazte algunas de estas preguntas: La primera, ¿me siento tan ocupado que es difícil encontrar tiempo para leer la Biblia? Segundo, cuando la leo, ¿estoy abierto a aprender o cambiar según lo que leo? Luego, ¿soy fiel en quedarme leyendo la Palabra de Dios, o dejo de leer después de unos días o unas pocas semanas? Finalmente, ¿qué distracciones me impiden orar o aplicar la Palabra de Dios en mi vida?

Las respuestas a esas preguntas revelarán la condición de tu suelo. Al leer las Escrituras esta semana, la Palabra de Dios es la semilla que se arroja. Pero la agricultura no se trata solo de la semilla; es cómo se cuida la semilla una vez plantada. Continúa leyendo la Biblia, siendo consciente de mantener tu propio corazón suave y abierto a las enseñanzas y verdades de Dios; regar las semillas de Su Palabra con fe, esperanza y amor.

Considera: La parábola nos dice que las semillas que caen en buena tierra representan a aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la aplican a sus vidas; las semillas que caen en mala tierra son los que escuchan la Palabra de Dios y la ignoran. ¿En qué tipo de suelo están cayendo las semillas de la Palabra de Dios en tu vida?

Reflexiona: Tómate unos minutos para escribir en una libreta tus pensamientos y tu respuesta a este pasaje de las Escrituras.