Mira Cómo Crecen Los Lirios Del CampoMuestra

“Mira cómo crecen los lirios del campo”

Los lirios son llamados también azucenas, crecen en diferentes tipos de suelos; en el campo, entre espinos, entre las rocas, etc. lo importante, es que exige permanente humedad para su crecimiento. Los lirios desprenden un olor fragante y agradable; además, esta flor ha simbolizado para la realeza de algunos países, entre ellos principalmente Francia, una significativa representación de elegancia, poder, lealtad, honor y nobleza real.

Jesús miraba la naturaleza por la sabiduría que había contenida en ella. Él observó la belleza de los lirios del campo y la resaltó por encima de las vestiduras del rey Salomón; el rey más rico, que haya podido existir.

Me parece hermoso lo que estaba diciendo Jesús, pero aún más hermoso, el entendimiento que trae consigo su enseñanza. Nosotros como hijos de Dios, somos mejores que los lirios del campo; por el poder que tenemos, podemos crecer en cualquier terreno en el que nos encontremos, mientras tengamos garantizada el agua de vida que nos mantiene húmedos, que nos vivífica y nos permite reverdecer y florecer, la Palabra que nos sacia de Cristo. Somos como un perfume de olor fragante y agradable cuando vestidos como Jesús, con su vestidura incorruptible, intachable y pura, somos purificados y santificados para emanar su carácter.

Como los lirios del campo, no tenemos por qué preocuparnos. No hay por qué enfocarnos en el qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos; somos hijos de Dios, somos obra perfecta de sus manos y de la misma forma en que Él se ocupa de su creación, se ocupa como Padre, de nosotros sus hijos. Él sabe qué necesitamos, Él es quien día a día nos da el alimento necesario; Él es quien día a día nos viste con la santificación que produce en nosotros, su Palabra vivificante.

Mira cómo crecen los lirios del campo, así mismo crecemos nosotros; por el cuidado, el sustento y la protección de nuestro Padre. No estamos solos, no estamos fuera de su radar; Él nos sigue mirando con agrado, gracias a Jesucristo y al poder del Espíritu que nos santifica y nos embellece cada día conforme a su imagen.

Es maravilloso saber que podemos estar confiados en nuestro Padre, seguros de que Él está a cargo de nuestras necesidades. Él suple todo conforme los propósitos que requiere cumplir en cada uno de nosotros para que crezcamos como el lirio, en gloria, belleza y poder, para gloria de nuestro Padre.

La vida de los lirios, aunque es más duradera que la de otras flores; sigue siendo efímera, como lo es la nuestra. Sin embargo, el lirio cumple su papel al embellecer cada lugar en el que está con su presencia; y sólo, cuando le llega el tiempo de morir, es echada al fuego como maleza. Nuestra vida también es efímera, con la gran diferencia de que por Jesús, vamos a resucitar para vida eterna y seremos revestidos con su plenitud en gloria. Lo que significa que la belleza externa que podamos tener, es menos importante que la belleza eterna que en Cristo Jesús hemos recibido y en la que constantemente somos perfeccionados para glorificar a nuestro Padre.