[Kainos] El Gozo De La GenerosidadMuestra

Dar intencionalmente

La semana pasada, recibimos una ofrenda de dos dólares en efectivo. La tarjeta con el regalo decía: «¡Soy indigente, confío en ti Señor, para proveer como solo tú puedes! ¡Que mantenga mis ojos en el único Dios verdadero, no en mis problemas, en el nombre de Jesús!». ¡Vaya! Realmente me animó.

Compartí esta historia en el primer servicio. Después de eso, una mujer vino y dijo: «Soy la señora que te dio esa nota». Le di un abrazo. Ella no tenía ni idea de que iba a compartir sobre su ofrenda. Y le dije: «¿Sabes qué? Tus dos dólares pueden ser una inspiración para que otros den literalmente millones de dólares». Quiero que tú y yo demos tan alegremente como ella lo hizo. Ella dio lo que tenía. Me recordó la historia de Jesús de la viuda que dio todo lo que tenía para vivir.

El primer paso es hacer un regalo inicial. Aquellos de ustedes que no dan a la obra de Dios a través de la iglesia: háganlo, ahora mismo y encontrarán grandes bendiciones en su vida. Comenzar a dar es un primer paso valiente y emocionante. Es difícil de hacer.

El segundo paso es convertirse en un dador intencional, donde planificas y priorizas tus ofrendas. Aquí es donde dices: «Me pagan dos veces al mes. Daré un porcentaje de eso». Kelly y yo recibimos grandes bendiciones al diezmar y ofrendar. Cuando éramos recién casados, recuerdo haber pagado facturas y pensar que apenas podíamos ofrendar muy poco, pero Dios nos proveyó de una manera increíble. Debemos ser intencionales. Para tener libertad financiera, ahorra, ahorra y luego gasta. Cuando lo haces al revés y gastas, ahorras y luego ofrendas, es probable que nunca conozcas la libertad financiera.

Sé que algunas personas dicen: «No quiero comprometerme a ofrendar o ser tan rígido al respecto». Pero estás dispuesto a firmar un compromiso para pagar tu hipoteca o alquiler, tu teléfono celular, tu televisión por cable. Di delante del Señor: «Tú me sostienes, Dios. Yo confío en ti. Pon algo en mi corazón y lo haremos por tu reino». Y sabes exactamente lo que necesitas hacer. Atrévete a hacerlo. Confía en Dios. Deja que él haga su obra en ti.

Señor, como tú provees, inculca en mí el deseo de darte con libertad.