El principio, el fin y el intermedioMuestra

¿Alguna vez has oído hablar de un concepto narrativo llamado presagio? Es cuando suceden eventos o se pronuncian palabras que insinúan lo que luego se revelará. Lo encontramos en libros, programas y películas, pero la gran historia de Dios está llena de momentos y eventos que apuntan a Jesús: el Mesías venidero del que se habla en el Antiguo Testamento y el Cordero de Dios como lo menciona Juan el Bautista.

En el pasaje de Isaías 53 que exploramos ayer, el autor usó la frase “llevado como cordero al matadero”. Los israelitas sabían que ese pasaje en particular estaba conectado con un evento específico, un evento que los judíos celebran cada año llamado Pascua. Hoy sabemos que este evento fue un presagio (una indicación de algo por venir) de Jesús.

Cuando la nación fue esclavizada en Egipto, Dios estaba a punto de traer juicio y muerte sobre aquellos que lo ignoraron y se rebelaron contra Él. Pero Dios ordenó que cualquiera que sacrificara un cordero y manchara con sangre los dinteles de las puertas se salvaría del juicio y la muerte, que “pasaría por alto” a su hogar.

Continuando en el texto, vemos que aquellos que obedecieron la Palabra de Dios y untaron con sangre los dinteles de sus puertas no sufrieron el juicio y la muerte como los que desobedecieron. ¿Qué profecía es esta? ¿Qué evento u ocurrencia sugiere esto para el futuro?

Juan 1:29 registra que Juan el Bautista vio venir a Jesús y declaró: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y unos años más tarde, Jesús fue crucificado en la Pascua como cumplimiento de lo que había sido anunciado en Egipto.

Como el verdadero Cordero, la sangre de Jesús es lo que nos salva del juicio, el pecado y la muerte. Su sangre fue derramada para el perdón de nuestros pecados, para que el juicio y la muerte, como todos esos años en Egipto, "pasaran por alto" de nosotros.

Jesús fue inmolado en la Pascua, pero ahora está vivo, habiendo vencido a la muerte, al infierno y al sepulcro para siempre. Un anticipo de la promesa que tenemos, de que nosotros también podemos tener vida eterna con Dios haciendo Su hogar con nosotros para siempre.

Reflexiona y considera: Mira Isaías 53:7, Éxodo 12:21-23 y Juan 10:1-11 y observa cómo estos pasajes se relacionan con Jesús y Su sacrificio en la cruz. ¿Cómo impactan estos pasajes en tu visión del amor de Jesús y lo que logró en la cruz?