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EL GOLIAT DE LOS MILLENNIALS

Si buscamos la definición de “vergüenza” encontraremos: “Sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida o por una humillación o insulto recibidos. Sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo ante alguien, o a que alguien lo haga".

La vergüenza y el temor centran sus esfuerzos en producir que nos miremos a nosotros mismos, y que reconozcamos que no somos lo suficientemente santos, dignos, atrevidos o valientes como para pretender hacer lo que Dios nos pide. Nos hablan frases como: “¿Qué van a pensar de ti?”. “¿Qué pasará cuando oremos y no se sanen?”. “Tú no buscás a Dios lo suficiente como para pretender predicarle a alguien”. Pero hay algo que debemos recordar: no fuimos llamados a poner los ojos en nosotros mismos.

¿Cuál es la estrategia principal del enemigo? ¡Qué quitemos los ojos de Jesús! Porque Él es nuestra sabiduría, redención, justificación y la fuente de nuestro poder. Como el mismo Jesús nos enseñó en Su Palabra: “Sin mí nada pueden hacer” (Juan 15:5). Reconocer este hecho hará que nuestra vida no quede centrada en nuestros propios méritos o esfuerzos, sino en los Suyos; y será en ese momento donde el torrente de Su amor, Su poder y Su justicia podrán fluir a través de nosotros.

El enemigo sabe que quién ponga los ojos en el Señor, y Su Palabra, vivirá de victoria en victoria y de poder en poder. Por eso es nuestro desafío diario mantener los ojos en Jesús. Te propongo que pienses en algo: ¡La vergüenza y el temor jamás volverán a limitar nuestro potencial en Cristo!