Eco De DiosMuestra

Eco del corazón

Imagina que estás pintando un cuadro precioso. Es una verdadera obra maestra. Todo el mundo lo admira. Todo el mundo quiere verlo. Todos los museos quieren exponerlo. Y con él viajas por todo el mundo. Hasta que un día. Cuando, de repente, alguien destruye tu cuadro sin piedad. Con un grueso pincel de pintura negra, cubre la belleza de tu obra de arte. Así, sin más. ¿Eso te dejaría frío?

El corazón de Dios late por Su creación. Late por la naturaleza. Por los animales. Y sobre todo por ti. Él no es indiferente cuando ve cómo nos tratamos unos a otros y a Su creación. Al fin y al cabo, Él lo creó todo. Es Su obra maestra. Y pensó que era muy buena. Su plan era que los humanos cultiváramos y preserváramos este mundo. No explotarlo y destruirlo. Como hijo de Dios, tienes acceso al corazón de Dios. Literalmente puedes sentir los latidos de Su corazón. Lo que Él desea es que tu corazón lata como el Suyo. Desea tanto que los latidos de Su corazón resuenen en el tuyo. ¿Puedes sentir el dolor que toca Su corazón? ¿Sientes lo que Él siente? ¿Ves lo que Él ve? ¿Te alegras con lo que Él se alegra? Dios ha puesto una parte de Sí mismo en tu corazón. Para que seas el eco de Su corazón en este mundo. Su oído. Su mano. Su boca. Sus ojos. Él quiere usarte para traer Su Reino a este mundo. ¿Estás preparado para ello? Su Palabra es un alimento saludable para tu alma. Y a medida que la lees, te vuelves más y más fuerte por dentro.