Serie Armadura: Episodio 3 EvangelioMuestra

EL EVANGELIO DE LA PAZ

Finalizamos con el Evangelio de la paz. Muchos comentaristas o los que leen esto suponen que hace referencia a predicar el Evangelio, pero si comprendemos el contexto que trata sobre la resistencia al enemigo, entendemos que los ataques de Satanás no cesarán porque nosotros prediquemos de Jesús a otros. Sin dudas debemos predicar el Evangelio pero no debemos confundir este pasaje con lo que dice Romanos 10:15 citando a Isaías 52:7 “Escrito está: cuán hermosos son los pies de los que predican el Evangelio de la paz. Y traen las buenas nuevas de cosas buenas”. Aquí no nos está hablando de salir y predicar. El versículo 14 comienza con “estad firmes”, el punto es pelear contra el diablo; es un conflicto que tenemos nosotros cada día con el enemigo y no con los incrédulos.

¿Qué es el Evangelio de la paz? Básicamente son las buenas noticias de paz que tenemos. Todos nacemos siendo enemigos de Dios y la paz para con Dios quedó rota desde el Génesis, pero la buena noticia es que gracias a Jesús hoy podemos estar en paz con Dios. Jesús carga con el pecado del mundo, muere en la cruz y resucita al tercer día y de ese modo abre una brecha de paz entre la Tierra y el Cielo. Ahora bien, prestemos atención porque el diablo cada día intentará hacernos tropezar y no estar de pie frente a esta noticia que nos mantiene firme frente a nuestras debilidades. El calzado romano era una gruesa suela con clavos para así poder estar firme en terrenos barrosos; del mismo modo debemos creer firmemente el Evangelio de la paz en Cristo Jesús. Cuando nuestra fe se debilita en esto, es como estar descalzos y fácilmente seremos lastimados y derrotados. En definitiva tenemos la responsabilidad de calzarnos con fe esta obra salvadora de Jesús, es nuestra responsabilidad y además debemos estar listos y equipados de esta verdad en nuestro interior siempre y de continuo sabiendo que el Evangelio, la buena noticia es que estoy en PAZ con Dios gracias al sacrificio de Jesús.

Oración: Maravilloso Padre gracias por la vida de Jesús, porque en Él, ayer, hoy y siempre podré afirmarme aferrado como el calzado con clavos de los romanos y no caer jamás. En el nombre de Jesús, amén.