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¿Qué hace feliz a alguien?

Las páginas web médicas en Internet han cambiado el panorama del mundo médico. Justo al alcance de nuestra mano hay suficiente información para hacer algunos diagnósticos rudimentarios sobre nosotros mismos: ¿Por qué tengo dolor de cabeza? ¿Qué significa visión borrosa? Pero cuando se trata de nuestras vidas espirituales, no creo que las dolencias físicas sean las únicas cosas que roban nuestra alegría.

El rey David es probablemente el más famoso de todos los reyes bíblicos. La Biblia incluso lo describe como un hombre conforme al corazón del Señor. Lo que lo hizo único entre todos los reyes no fue su poder o fuerza, sino su disposición, cuando se enfrentó al pecado, a confesar y buscar el perdón de Dios.

En el Salmo 32 podemos ver ambos lados de David. Uno agobiado por la culpa y otro levantado por el perdón. Él describe su condición: "Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí" (versículos 3,4). ¿Alguna vez has sentido ese peso de vergüenza y culpa? Creo que todos lo hemos hecho.

Sin embargo, ve el gozo que David experimenta una vez que la carga ha sido levantada: "Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. ¡Alégrense, ustedes los justos; regocíjense en el Señor! ¡Canten todos ustedes, los rectos de corazón! " (versículos 5,11).

Hay una razón por la cual los creyentes han confesado sus pecados al Señor durante miles de años. El gozo viene en el perdón del Señor. Y ese perdón vence nuestras peores dolencias.

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