Camino Hacia La MadurezMuestra

“Al árbol con más fruto… le llueven más piedras”.

Esta es una frase que hemos escuchado muchas veces y por extraña que parezca es muy real.

La Biblia relata las historias de muchos personajes que habían dado mucho fruto pero que también fueron los más perseguidos por las calamidades.Vemos la historia de Job, donde Dios permitió que el diablo lo tentara, pero sin tocar su vida y después de una lucha con él mismo, con su familia y hasta con Dios, dijo esto:

“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”

Job, aunque conocía los estatutos de Dios y la historia de todo lo que Él era y había hecho, no pudo ver a un Dios personal y real en su vida. Creía que solo era un cuento o una buena historia, y peor aún, pensaba que Dios era un “ser ausente” que, aunque sabía que tenía un trono y que nos veía, “no bajaba hasta nosotros” y no podía comprender lo que pasábamos o sentíamos en tiempos de lucha o debilidad.

Al parecer, Job había sido muy obediente con los estatutos de Dios, pero no había podido conocerlo a Él. Es que caminar en la madurez no es una actitud, sino un estilo de vida, el cual te garantiza conocer a Jesús tanto como Él nos conoce. ¿De qué serviría pasar tiempo de nuestra vida amando a alguien que no conocemos, o peor aún, creer que lo conocemos y al final descubrir que lo que sabíamos de Dios estuvo fundado en los comentarios, puntos de vista y moldes hechos por cada persona que nos influenció durante muchos años?

Acostumbrados a formar “nuestro propio dios” de acuerdo con nuestras necesidades o actitudes ante la vida, esperando de Dios que no nos exija mucho, sólo “un sacrificio” o “una pequeña ofrenda” pero que sea “de vez en cuando”, pero sin comprometernos a estar con Él o para Él.

Y es ahí donde Dios quiere madurarnos, madurar nuestra relación con Él y presentarnos a un Padre, cómo el que tal vez nunca tuvimos o el que no pudimos llegar a ser. Presentarnos a un Padre cuyas características, cuando las conoces, te hacen valorar el sacrificio de su Hijo por ti en la cruz. Es que un lugar para poder ser moldeados y forjados, es en el lugar secreto con tu Padre.

Tu cuarto es el lugar de encuentro cada noche y cada día, ahí podrás ser instruido, alentado, exhortado, retado, consolado y también recompensado.