Primer AmorMuestra

Pausa

Necesitamos recapacitar en nosotros, porque en nuestra vida tenemos miedos, frustraciones, y también sueños, promesas, metas. Pero, es importante darnos tiempo para llenar nuestro cuerpo, mente y alma de aquello que verdaderamente nos llena.

Necesitamos incluir a Dios en lo que estamos planeado, en lo que estamos empezando y en lo que tal vez ya comenzamos sin Él. No importa cuantos planes tengas, debemos saber que, para tener esa unción, necesitamos tener una relación horizontal y vertical con Él. Una relación tan personal, única, constante y diaria, una relación verdaderamente genuina y entregada.De lo contario, si no caminamos en Su presencia todo nos es en vano.

Sabes, necesitamos a Dios más de lo que imaginamos. La estrategia número uno del enemigo es quitarte la comunión con Dios; que estés tan lejos, que te ocupes en tus planes sin Su ayuda, sin Su dirección y, así no tengas paz y tropieces.

Sé de antemano que has tenido días difíciles en los cuales no te apetece tomar tu devocional o charlar con Dios, quizá simplemente escuchas alabanzas esperando que Dios avive tu corazón y pasión por Él. Y sabes, te entiendo, pero no podemos quedarnos en esa posición. No podemos quedarnos a que se nos pase la vida sin tener a Dios en ella.

Acompáñame a leer este versículo: Y las insensatas dijeron a las prudentes: “Denos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando”. Y estas respondieron: “No, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite y compren ustedes mismas” (Mateo 25:8-9).

Esta historia bíblica me lleva a recapacitar que la relación con Dios no se puede compartir o transferir, sino que la relación es personal y cada uno es responsable de llenar sus lámparas de aceite. Nadie vendrá y la llenará por ti. Tú tienes que alimentar tu propia relación con Dios.

Puedes leer la palabra y esta darte principios, pero eso no le incomoda al enemigo. Lo que realmente le incomoda es que tengas tu lámpara llena de aceite; y el aceite representa la unción de Dios.

Por ello te animo a poner a Dios como prioridad en tu vida, buscarlo genuina y constantemente. Ponte a cuentas con Dios; Él está esperando a Su hijo/a amado/a con los brazos abiertos.

Busca Su consejo, Su dirección y no te apartes de Él. No seamos como las insensatas, velemos pacientemente con nuestra lámpara llena de aceite, lista y presta para cuando el Hijo del Dios venga.

Oro que Dios te ayude a mantener una relación con Él, fuerte, firme y perseverante.

Mi amor y oración por ti.