Gedeón, el dudoso valienteMuestra

Olvidando las promesas

Cuando se inicia la lectura del capítulo 6 de Jueces no tenemos claridad de cuantos años pasaron entre el liderazgo de la jueza Débora y el momento donde los israelitas volvieron a hacer lo que ofende a Dios. Quizá hayan retomado su camino desviado justo pasados los 40 años de paz que vivieron con Débora. Lo que si podemos afirmar es que el ciclo de pecado y rescate de Dios volvió a ocurrir.

Israel es una nación que olvida rápidamente las obras del Señor en sus vidas y se dejan influenciar por la cultura de los otros pueblos las cuales Dios desde el principio rechazó.

Es extraño como un pueblo escogido directamente por Dios para impactar a las demás naciones y que estas puedan conocer del amor y poder de Dios, se olvide tan rápido de su creador y decidan buscar el amor y el poder en otros dioses hechos por el ser humano.

Pero, ¿no somos muchas veces nosotros igual que Israel? Nos alejamos de Dios, de Su protección, de Su amor, buscando los beneficios y la aprobación de este mundo alejado de Dios y al final nos damos cuenta de que, lo único que encontramos allí, es el vacío de la aprobación del hombre.

Al final fue tanta la opresión que sentía Israel por parte de los madianitas que clamaron a Dios por ayuda.

Lo interesante es ver como Dios respondió a este clamor. Envió un profeta para recordarles tres cosas a Israel: como Dios ya los había librado en el pasado de sus opresores, como les pidió su fidelidad hacia Él y como ellos habían rechazado esa fidelidad buscando a otros dioses. Al final Dios no castigó a Su pueblo, simplemente los dejó solos, porque ellos no querían tener una relación con Él, dando como resultado el abandono de la protección que tenían.

Para reflexionar:

¿Como se encuentra tu relación con Dios en este momento?

¿Has buscado más la aprobación de las personas o la sociedad antes que la de Dios?