En Tierra ExtrañaMuestra

Indignación

Estar en tierra extraña es enfrentarse a que la realidad no es como la habíamos imaginado. Eso genera algunos efectos dañinos para nuestra vida, ayer hablamos sobre la desilusión y hoy te invito a reflexionar sobre otro efecto: la indignación.

El diccionario la define como “Sentimiento de intenso enfado que provoca un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial”.

Si sentimos que lo que estamos viviendo es injusto, que Dios no está haciendo lo que le pedimos, el enojo comienza a hacer su trabajo. Nos vuelve críticos y negativos. Es como si fuéramos alimentados por un veneno que termina secándonos por dentro. “¿Por qué ellos sí y yo no? ¡Mirá qué fácil la vida para ella! ¡Él no se merece eso!”.

La indignación y la crítica solo crean un clima de maldición hacia nosotros mismos, es un círculo vicioso que hay que determinarse a cortar rindiéndose a los pies de Jesús en la cruz. Recién ahí, empezaremos a transitar el proceso de Dios para recibir lo que Él quiere darnos.

Ese proceso implica morir al sueño. Entregarlo por completo sin ninguna reserva. Implica aceptar que como lo entregamos, ya no es nuestro, y las expectativas no están puestas en el sueño, sino en Dios.