Atrapados juntosMuestra

¿Cuándo fue la última vez que un miembro de tu familia rompió una promesa que te hizo? ¿Cómo te sentiste? Tal vez te sentiste herido, decepcionado o enojado. Todos conocemos la sensación de las promesas rotas. De hecho, probablemente todos hayamos roto algunas promesas. La buena noticia es que servimos a un Dios que nunca rompe una promesa. Por eso, cuando las promesas de nuestra familia se rompan, podemos centrarnos en el Dios cuyas promesas nunca cambiarán ni nos defraudarán.

Dedica un tiempo esta semana a revisar algunas de las promesas que Dios nos hizo. Pídele ayuda al líder de tu grupo pequeño, a tus padres o a un amigo de confianza. Luego, hablen sobre cuál de esas promesas significa más para ustedes en este momento.