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Experimentando a Dios

DÍA 2 DE 7

Día 2: La experiencia de su amor

Devocional

No hay nada en este mundo como experimentar el amor incondicional de Dios. Su amor se extiende más allá del ancho cielo. Su amor es más profundo que cualquier mar. Su amor es más poderoso que un fuego furioso y está más cerca que el latido del corazón dentro de tu pecho.

Experimentar su amor es como volverse nuevo una y otra vez. Las heridas del pasado se curan y restauran, de manera que uno ya no se aflige con el dolor, sino que se regocija en el amor de un Padre bueno y cercano al cielo una vez más.

Cuando buscamos conocer a Dios obtenemos experiencias con su amor porque eso es él. 1 Juan 4:8 (NVI) dice: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. En esta cita aprendemos que el amor es conocer a Dios porque todo el amor verdadero proviene de él. 1 Juan 4:16 (NVI) dice: “Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.

Es hora de que tú y yo “[creamos] que Dios nos ama”. Es hora de que dejemos de cuestionarnos si somos amados y en cambio, busquemos el rostro de nuestro Padre celestial, para que podamos saber sin ninguna duda que Él nos ama.

Destino gran parte de mi tiempo en ser amado, busco amor por todas partes. Lo busco en mi esposa, amigos, compañeros de trabajo, conocidos y extraños. Me pregunto constantemente si soy amado o no. Pero Jesús vino para que no tuviéramos más dudas como esa:

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16 (NVI)).

Dios ya nos amó tanto que murió por nosotros (Romanos 5:8). No hay nada que tengamos que hacer para ganarnos su amor. Si necesitamos un nuevo recordatorio, todo lo que tenemos que hacer es simplemente buscar su rostro y todo se aclarará.

Tenemos acceso ilimitado por la gracia de Dios a su amor. El amor incondicional nos espera a cada paso si nuestros corazones simplemente buscan el suyo. La Biblia dice en el Salmo 27:8 (NVI): “El corazón me dice: ‘¡Busca su rostro!’. Y yo, Señor, tu rostro busco”. Seamos niños que buscamos constantemente el rostro de nuestro amoroso Padre celestial. Que seamos una novia totalmente envuelta en el amor de nuestro Novio. Y que podamos experimentar el amor poderoso de un Dios que dio su propia vida por el bien de su creación.

Guía de oración

1. Medita en el amor de tu Padre celestial. Permite que la Biblia despierte tu deseo de buscar a Dios y, como resultado, experimentes un encuentro con su amor.

“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. 1 Juan 4:8

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Juan 3:16

“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16

2. ¿Dónde estás buscando amor? ¿A quién o a qué te diriges en busca de amor?

3. Tómate un tiempo para buscar el rostro de tu Padre celestial y encontrarte con su amor. Abre tu corazón a él y simplemente desea una relación con él. Él se encargará del resto.

“Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado”. Romanos 5:5

“El corazón me dice: ‘¡Busca su rostro!’. Y yo, Señor, tu rostro busco”. Salmo 27:8

Escrituras

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