Proyecto Biblia | El Reino al revés / Parte 1 - LucasMuestra

Después de leer el manifiesto de Jesús de su Reino al revés, podríamos empezar a cuestionar lo poderoso que puede ser un "rey que pone la otra mejilla". Pero la gracia de Jesús no es debilidad. A medida que continuamos leyendo, vemos que el Rey Jesús tiene el poder incluso de resucitar a los muertos.

Muchas de las personas que vieron y escucharon que Jesús realizó todos estos asombrosos milagros sabían que actuó por el poder de Dios. Pero Juan el Bautista no pudo ver ni oír todo lo que pasó mientras estaba en prisión. Él comenzó a cuestionarse si Jesús era realmente quien Juan pensaba que era. Jesús le envió un mensaje a Juan citando de nuevo al profeta Isaías: "los pobres tienen las buenas noticias". Juan supo que este mensaje se refería al Mesías que venía. Pero también sabía que los siguientes versos del pergamino de Isaías predecían que el Mesías proclamaría "libertad a los prisioneros", así que ¿por qué Juan seguía preso? ¿Jesús lo olvidó? Jesús comprendió la situación de Juan y añadió una promesa, "dichoso aquel para quien yo no sea motivo de escándalo".

Muchos rechazaron esta bendición y se molestaron con Jesús, especialmente los líderes religiosos. No entendían la generosidad de Jesús hacia los marginados, quienes habían arruinado sus vidas. Pero Jesús sabía qué hacer con los problemas cuando se le presentaban. Por ejemplo, Lucas relata que cuando la mujer de la fiesta demostró humildad para lavar los pies de Jesús con sus lágrimas de agradecimiento, Jesús llenó toda su vida con su perdón. Y él está dispuesto a hacer lo mismo por nosotros cuando acudamos a él.

Este es el Reino al revés... el gran cambio. Podríamos esperar que nuestros errores no nos dejen acercarnos al rey, pero Jesús no es como los demás reyes. Es compasivo y accesible, ni siquiera la muerte ni los muros de la prisión pueden separar a su gente de su amor.

Lee, reflexiona y responde:

•Tómate un tiempo para imaginarte que estás en la escena en que Jesús le devolvió la vida a la niña y al niño. ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías?

•¿Te sientes olvidado o excluido de alguno de los beneficios de Dios? Jesús asegura a las multitudes que está obrando y bendice a quienes se resisten ofendiéndose cuando no pueden ver sus beneficios. ¿Qué te parece esta garantía?

•La mujer que ungió los pies de Jesús no tuvo miedo de mostrar su amor por él. ¿Conoces a alguien así? ¿Cómo muestra esa persona su amor por Jesús?

•Nuestro amor por Jesús es directamente proporcional a nuestra comprensión de cuánto nos ha perdonado. ¿Le has pedido a Jesús que te perdone por todos tus pecados? Si es así, reflexiona sobre cuánto te ha perdonado Jesús; piensa de verdad en ello. ¿De qué manera puedes mostrarle tu amor a Jesús hoy?

•Que tu lectura y reflexión impulsen una oración sincera que brote de tu corazón.