¿Tú también vas a irte?

En Juan 3:16, un versículo que encierra la esencia misma del amor de Dios hacia ti. En momentos de dificultades, decepciones o desacuerdos con otros cristianos, es posible que hayas sentido la tentación de alejarte de Dios, de apartarte de Su camino. Sin embargo, quiero que reflexiones profundamente sobre la pregunta que Jesús te hace: "Yo sé que te fuiste, pero ¿estás listo/a para volver? o ¿También vas a irte?".

La realidad es que todos hemos pasado por momentos en los que nos hemos sentido desilusionados, heridos o frustrados en nuestra caminata cristiana. Puede que hayas experimentado situaciones en las que otros creyentes te han defraudado, o que te hayas sentido confundido ante enseñanzas difíciles de aceptar. Estas circunstancias pueden llevarnos a dudar, a cuestionarnos y, en ocasiones, incluso a alejarnos de la presencia de Dios.

Pero quiero que comprendas algo fundamental: el amor de Dios es inmenso y eterno. Juan 3:16 nos enseña que Él amó al mundo de tal manera que entregó a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. A pesar de nuestras faltas y errores, Dios nos ama con un amor incondicional y está dispuesto a perdonarnos y recibirnos de nuevo en Sus brazos.

Así que te insto a que reflexiones sobre esos momentos en los que has sentido la tentación de alejarte de Dios. Examina si has estado dispuesto/a a regresar a Jesús y permitirle transformar tu vida por completo. Tal vez sientas que te has alejado demasiado, que has caído en la trampa de la autocompasión o la amargura. Sin embargo, quiero recordarte que no importa cuán lejos te hayas ido, Dios siempre está dispuesto a recibirte y restaurarte.

Evalúa tu compromiso y decide si estás dispuesto/a a volver a Jesús y seguirlo a pesar de las circunstancias difíciles. No permitas que las acciones de otros o las dificultades te aparten de la verdadera fuente de amor y esperanza. Dios está llamando a las puertas de tu corazón, esperando pacientemente que decidas regresar a Él.

Recuerda que seguir a Jesús implica un compromiso diario, una entrega total de nuestra vida a Él. Es en Su presencia donde encontramos consuelo, dirección y propósito. No dejes que el desánimo o las heridas del pasado te impidan experimentar la plenitud y la paz que solo Él puede brindar.

Así que, te animo a que tomes esta reflexión como un llamado personal. Jesús te está esperando con amor y gracia infinitos. Él te invita a volver a Él, a permitirle transformar tu vida y a seguirlo sin importar las circunstancias. Toma la decisión de regresar a Jesús y experimenta el poder de Su amor en tu vida.

Preguntas de reflexión:

• ¿Qué obstáculos o experiencias me han llevado a alejarme de Dios en el pasado?
• ¿Estoy dispuesto/a a volver a Jesús y permitirle trabajar en mi vida, incluso si eso implica superar mis decepciones y desacuerdos con otros cristianos?