Confió por Jaci VelasquezMuestra

Dios Que Mueve Montes

Ninguno de nosotros desconocemos a las montañas.  Podemos vivir en la ciudad o en medio de una alta meseta, pero todos hemos conocido montañas en nuestra vida. Ninguno estamos ajenos al temor.

Afortunadamente, hay suficientes personas en la Biblia que sintieron miedo.  Moisés tuvo miedo del arbusto ardiente, Gedeón tuvo miedo de sus enemigos, los discípulos tuvieron miedo de la tormenta. Pero hay más que las historias de agua, guerra y fuego.  Parece que hay otra clase de miedo comparado con las de Moisés, Gedeón y todos los demás:  la Biblia la llama el ‘temor a Dios’.

En esta sección, Moisés recién ha regresado del tope del Monte Sinaí donde Dios le ha entregado los diez Mandamientos.  Mientras explica estas nuevas leyes de cómo vivir, Moisés incluye hablar sobre el temor.   ¿No resulta un poco extraño que le dice a su gente que no tengan miedo porque el temor de Dios está por llegar?  Suena extraño, ¿no?

Pero, espera.  Lo que podemos ver es que el temor a Dios es muy diferente a tantos otros temores.  No es un pavor que paraliza, como la clase de miedo que nos hace arropar con la colcha cuando los monstruos imaginarios se arrastran debajo de la cama.  Es algo contrario a eso, mucho mejor, es reverencia por quién es Dios, Su enormidad, Su poder y Su santidad.   Es algo que actualmente nos ayuda, algo que nos mantiene cerca de Dios, y nos ayuda obedecerle.

El temor a Dios es algo muy bueno, algo para atesorar.  Nos da pureza y sabiduría.  Nos lleva  a adorar a Dios porque nos da el sentir de cuán asombroso y poderoso es Él, y nos ayuda a no pecar.  Nos cambia la manera en que vemos esas montañas  delante de nosotros, cambiándolos en oportunidades de ver a Dios trabajando.

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