¿Quién dirige tu corazón?Muestra
"El camino que tu corazón debe seguir"
Nuestros corazones no fueron diseñados para ser seguidos, sino para ser guiados. Nuestros corazones no fueron diseñados para ser dioses en quienes creamos; fueron diseñados para creer en Dios.
Si hacemos que nuestro corazón se vuelva nuestro dios y le pedimos que nos guíe, en última instancia nos llevará hacia una miseria narcisista y hacia la condenación. No puede salvarnos, porque aquello que está mal en nuestro corazón es el corazón de nuestro problema. Pero si nuestros corazones creen en Dios, de la manera en que están diseñados para hacerlo, entonces Dios nos salva y conduce nuestros corazones hacia un gozo profundo.
Por lo tanto, no creas en tu corazón; ordénale a tu corazón que crea en Dios. No sigas a tu corazón; sigue a Jesús. Ten en cuenta que Jesús no dijo a sus discípulos: “No se angustien. Confíen en sus corazones”. Él les dijo: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí” (Juan 14:1, NVI).
Entonces, aunque tu corazón hoy intentará ser tu pastor, no lo sigas. Ten cuidado incluso al escucharlo. Recuerda, tu corazón solo dice lo que tú quieres escuchar, no te dice adónde debes ir. Entonces, solo ten en cuenta lo que te dice sobre lo que quieres y luego toma tus deseos, tanto los buenos como los malos, y llévaselos a Jesús en petición y confesión.
Jesús es tu Pastor (Salmos 23; Juan 10). Escucha su voz en su Palabra y síguelo. Déjalo ser, en palabras de un gran himno, el “corazón de tu propio corazón, pase lo que pase”. Él es la verdad; Él es el camino y Él te llevará a la vida.
Nuestros corazones no fueron diseñados para ser seguidos, sino para ser guiados. Nuestros corazones no fueron diseñados para ser dioses en quienes creamos; fueron diseñados para creer en Dios.
Si hacemos que nuestro corazón se vuelva nuestro dios y le pedimos que nos guíe, en última instancia nos llevará hacia una miseria narcisista y hacia la condenación. No puede salvarnos, porque aquello que está mal en nuestro corazón es el corazón de nuestro problema. Pero si nuestros corazones creen en Dios, de la manera en que están diseñados para hacerlo, entonces Dios nos salva y conduce nuestros corazones hacia un gozo profundo.
Por lo tanto, no creas en tu corazón; ordénale a tu corazón que crea en Dios. No sigas a tu corazón; sigue a Jesús. Ten en cuenta que Jesús no dijo a sus discípulos: “No se angustien. Confíen en sus corazones”. Él les dijo: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí” (Juan 14:1, NVI).
Entonces, aunque tu corazón hoy intentará ser tu pastor, no lo sigas. Ten cuidado incluso al escucharlo. Recuerda, tu corazón solo dice lo que tú quieres escuchar, no te dice adónde debes ir. Entonces, solo ten en cuenta lo que te dice sobre lo que quieres y luego toma tus deseos, tanto los buenos como los malos, y llévaselos a Jesús en petición y confesión.
Jesús es tu Pastor (Salmos 23; Juan 10). Escucha su voz en su Palabra y síguelo. Déjalo ser, en palabras de un gran himno, el “corazón de tu propio corazón, pase lo que pase”. Él es la verdad; Él es el camino y Él te llevará a la vida.
Acerca de este Plan
No hay nada más engañoso que nuestro propio corazón. En una sociedad donde cada quien hace lo que su corazón le dicta, se necesita la ayuda de Dios para poner nuestro corazón y sus deseos donde tienen que estar: bajo el control de la guía del Espíritu Santo. En esta serie de reflexión de tres días, confrontarás tu corazón para que sea encaminando por el sendero correcto.
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Nos gustaría agradecer a Jon Bloom, cofundador y redactor de desiringGod.org en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.desiringGod.com www.elcentronetwork.com