Apariencias Subestimadas.Muestra

La historia detrás de una persona

Samuel era una persona como cualquier otra, con sentimientos, alegrías, desafíos y tristezas. Samuel le dice al pueblo "En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él, dejando de orar por ustedes. Yo seguiré enseñándoles el camino bueno y recto".

Pareciera que esta frase es fácil de decir, parece que estima tanto al pueblo que por supuesto no quiere dejar de orar por él. Cualquiera creería que ese pueblo trató a Samuel con mucha honra y amor siempre.

Sin embargo, unos capítulos antes, el pueblo le dice a Samuel que ya no lo quiere a él ni a sus hijos y que quiere un rey.

Samuel está triste y de hecho se siente rechazado, ¿cómo sé esto? Porque Dios mismo lo dice, “no te han rechazado a ti, sino a mí”. Dios vio que Samuel se sentía rechazado y le hace ver una realidad mucho más profunda de lo que él percibe con sus sentimientos.

Samuel desde muy pequeño se entregó a Dios y al hecho de ayudar a otros para que estuvieran en el camino de Dios, ¿lo imaginas? Asistió a babyshowers, bodas y funerales e hizo todo tipo de visitas y un día a esos mismos que visitó y asistió, le dicen: Queremos a alguien que nos gobierne de verdad. Samuel se lo tomó muy a pecho. Y Dios sana su corazón: “No fue a ti, sino a mí”.

Cada vez que hiciste algo bueno por una persona y esa persona te rechazó, Dios lo ve. Pero Dios te hace ver algo más grande: “Cuando lo hiciste por esa persona me lo hiciste a mí", dice Dios.

¿Lo recuerdas? “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis”.

Todo lo que has hecho por otro, a Dios se lo has hecho y de Dios viene tu recompensa. En cambio, cuando la gente no agradece el apoyo y la ayuda, Dios también lo ve.

Si embargo, Dios sana a Samuel del peso del rechazo y lo toma como suyo propio. Tú no puedes con eso, pero créeme que Dios no sufre de complejos o temperamentos variantes, Él sabe qué hacer con ello.

La apariencia de un rey era mucho más estimada que la de un vidente. Para Dios no se trataba de la apariencia sino del corazón, y le mostraría a Samuel más tarde que aunque subestimaron una apariencia, Dios haría algo grande a través de algo muy pequeño.

Dios te toma y te dice: “Cada bondad que has mostrado, me lo hiciste a mí, cada vez que diste un vaso de agua fue a mí y yo lo recompensaré". “No te canses de hacer el bien”.

Samuel luego diría: “Dios me libre de dejar de orar por ustedes y de guiarlos”.Aunque fue rechazado, fue rechazado por personas y no por Dios.

Sigue haciendo el bien, que aunque tu historia tenga más cosas de lo que otros ven, de Dios viene tu recompensa.

“Porque Dios no olvida el servicio de dios que habéis mostrado ante sus santos”.