Amar a tu esposa como a tu propio cuerpoMuestra
"El hombre (o mujer) en el espejo"
Este pasaje es una cartelera para los maridos. Nuestra unidad matrimonial no significa que no somos individuos únicos, y no hace que nuestra unión sea eterna. Nuestro matrimonio terminará cuando uno de los dos muera. Es un cuadro temporal de la relación de Cristo con su esposa, la Iglesia. Pero la unicidad eterna, la conexión, la intimidad y unidad que hoy disfrutamos con Cristo se deben reflejar en nuestros matrimonios temporales.
Pablo no dice simplemente: “Esposos amen a sus esposas como a sí mismos”. Si lo viéramos solo de esa manera, fracasaríamos en ver la hermosura y el milagro del matrimonio. También malentenderíamos nuestra unicidad con Jesús. Pablo dice: “Esposos amen a sus esposas porque ellas son sus cuerpos”. Son una sola carne. No se pueden separar. Están más conectados con sus esposas que con aquellos con quienes comparten su ADN.
Rebajar a mi esposa con palabras duras e insensibles es tan descabellado como pararme frente al espejo y discutir conmigo mismo. Negarme a nutrir y a proveer para mi esposa es más necio que no alimentarme a mí mismo. Ser negligente en limpiarla con la Palabra de Dios es más repulsivo que no cuidar mi propia higiene.
Pablo me recordó una simple (aunque gramaticalmente mal escrita) realidad que había olvidado rápidamente: Ella soy yo. El amor de Cristo no es solo un cuadro de cómo debo amar a mi esposa, sino mi fuente de fortaleza para vivir. Su amor expone mi pecado y me da poder para vencerlo. Él me fortalece para ver que ella soy yo y para amarla desinteresada y sacrificialmente como yo he sido amado.
Este pasaje es una cartelera para los maridos. Nuestra unidad matrimonial no significa que no somos individuos únicos, y no hace que nuestra unión sea eterna. Nuestro matrimonio terminará cuando uno de los dos muera. Es un cuadro temporal de la relación de Cristo con su esposa, la Iglesia. Pero la unicidad eterna, la conexión, la intimidad y unidad que hoy disfrutamos con Cristo se deben reflejar en nuestros matrimonios temporales.
Pablo no dice simplemente: “Esposos amen a sus esposas como a sí mismos”. Si lo viéramos solo de esa manera, fracasaríamos en ver la hermosura y el milagro del matrimonio. También malentenderíamos nuestra unicidad con Jesús. Pablo dice: “Esposos amen a sus esposas porque ellas son sus cuerpos”. Son una sola carne. No se pueden separar. Están más conectados con sus esposas que con aquellos con quienes comparten su ADN.
Rebajar a mi esposa con palabras duras e insensibles es tan descabellado como pararme frente al espejo y discutir conmigo mismo. Negarme a nutrir y a proveer para mi esposa es más necio que no alimentarme a mí mismo. Ser negligente en limpiarla con la Palabra de Dios es más repulsivo que no cuidar mi propia higiene.
Pablo me recordó una simple (aunque gramaticalmente mal escrita) realidad que había olvidado rápidamente: Ella soy yo. El amor de Cristo no es solo un cuadro de cómo debo amar a mi esposa, sino mi fuente de fortaleza para vivir. Su amor expone mi pecado y me da poder para vencerlo. Él me fortalece para ver que ella soy yo y para amarla desinteresada y sacrificialmente como yo he sido amado.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué significa amar a mi esposa como Cristo amó a su Iglesia? Muchos matrimonios tienen falta de identidad cuando tiene que ver con el sometimiento, respeto y amor que habla Pablo en Efesios 5:21-33. En este devocional de tres días hallarás la respuesta para entender la identidad del matrimonio y lo que representa esa unidad perfecta creada por Dios.
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Nos gustaría agradecer a Phillip Holmes, contribuidor invitado para desiringGod.org en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.desiringGod.org y www.elcentronetwork.com