Derribando Las Fortalezas De Maldad.Muestra

Abre nuestros ojos.

Una característica de nuestro Dios es que nos abre el entendimiento para poder ver más allá de las apariencias. Si bien es cierto que estamos rodeados de principados y potestades de maldad, también existe un vallado de protección a nuestro alrededor que es invisible a nuestros ojos, pero que está allí puesto por Dios para resguardarnos y librarnos del mal.

En el libro de 2 Reyes 6, se nos relata cómo Eliseo y su criado estaban rodeados por un numeroso ejército, lo que hacía que el corazón del criado desfalleciera a causa del temor. Sin embargo, por otra parte, Eliseo estaba confiado porque miraba más allá de las circunstancias. Leamos lo que se nos relata en 2 Reyes 6:17: "Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo".

Mi oración por ti en este día es que Dios abra tus ojos y puedas ver el gran poder que te rodea, librándote del maligno. No es cualquier ejército, es el ejército del Dios vivo quien te cuida en tu salir y en tu entrar; quien te protege de las asechanzas del maligno y por el cual estás seguro. No debes desmayar por el temor del mal; al contrario, debes fortalecerte con el poder de Dios y comenzar a levantar guerra contra quienes tratan de destruirte, recordando que tu lucha no es contra carne ni sangre, sino contra potestades y principados que se mueven en las regiones celestes. Levanta oración, ponte la armadura de Dios y comienza a guerrear en esta batalla para que sean destruidas las fortalezas de maldad.

Oremos:

Padre Bueno, te damos las gracias porque sabemos que nos has guardado y que nos guardas del maligno. En el nombre de Jesús, te pedimos que abras nuestros ojos espirituales para que podamos ver más allá de lo que nuestros ojos naturales pueden ver. Que miremos tu gloria, tu poder y amor con el que nos rodeas. Te pedimos que envíes tus ángeles protectores y ministradores para que nos libres de toda asechanza del maligno. Sabemos que, si estamos bajo tus alas, en tu abrigo, moramos bajo la sombra del Omnipotente y que nada ni nadie nos podrá tocar porque nos cubres bajo tus alas. Ayúdanos a no salirnos de tu voluntad, de tu camino, para que el enemigo no pueda tocarnos. Amén.