Elige perdonarMuestra
Ser solidaria es fácil … hasta que tu corazón está en juego.
Idea principal: ¿Demandas aquello que te deben?
Reto: Libera a tu deudor de la cárcel de la falta de perdón, y tú también experimentarás la libertad.
«Señor, si Tú tuvieras en cuenta las iniquidades. ¿Quién, oh Señor, podría permanecer? Pero en Ti hay perdón, para que seas temido» (Salmo 130:3-4).
Cada vez que me rehúso a perdonar, cada vez que guardo rencor, soy como el hombre que agarró a su deudor por el cuello exigiendo: «Devuélveme lo que me debes» (Nancy DeMoss Wolgemuth, Escoge Perdonar).
Pagar por anticipado por otra persona se ha convertido en un concepto popular en los últimos años, especialmente con la explosión de las cafeterías de autoservicio. En mi pequeña ciudad, apenas pasa una semana sin que alguien publique en la página local de Facebook de compra y venta algo así como: «A la persona que pagó mi pedido en la fila de (la cafetería local) esta mañana, ¡gracias! No puedes imaginar cuánto me ha bendecido tu simple acto de amabilidad en un día difícil».
Tal vez sus hijos se estaban portando mal, tal vez recibió una mala noticia. Puede que haya estado despierta toda la noche cuidando de sus padres. No sabemos lo que esté pasando específicamente en su vida, pero nos alegra llevar su carga al pagar su café con leche descremada doble, extra caliente. Claro, ella no es perfecta, pero, ¿qué son $4.89 entre vecinos? Ella no nos debe nada.
Pero después llegamos al trabajo y el jefe ególatra que nos menosprecia delante de nuestros compañeros vuelve a hacer de las suyas. También recibimos un mensaje de voz de nuestra mamá, quien nos hace sentir culpables por no haber visto a sus nietos en un mes, cuando es ella quien utiliza un tono áspero cada vez que vamos de visita y nos quita la alegría. Al llegar a la casa nos encontramos con un esposo que se sienta a ver un video tras otro en YouTube mientras nos esforzamos al preparar la cena … y quién sabe lo que ve cuando no hay nadie más. Claro que ha pedido perdón y ha dicho que ha superado la pornografía, pero el dolor nunca desaparece.
Antes de darnos cuenta, estamos enfrascadas en el libro contable de nuestra mente, haciendo un recuento de las ofensas cometidas contra nosotras. De repente, la idea de devolver el perdón parece mucho más costosa que una elegante taza de café. Porque lo es. Le costó al Padre Su Hijo. Le costó la vida a Su Hijo.
Cuando consideramos las ofensas (las cuales son demasiadas para contar) que nos ha perdonado el Dios del universo, ¿qué derecho tenemos nosotras de negarle el perdón a alguien más? Sí, el pecado trae consecuencias. Sí, el dolor que sentimos es real. No, no significa que permitimos el abuso, o que no involucramos a los pastores, consejeros y autoridades legales cuando es necesario. Pero, al final de cuentas, la justicia le pertenece a Dios (Salmo 99:4). ¿El perdón? Es nuestro en Cristo Jesús, para dar como hemos recibido.
Hazlo personal:
Lee la parábola del siervo que no perdonaba (Mateo 18:21-35). ¿Qué perspectiva nos da la extraordinaria cantidad de dinero que debía el primer siervo en relación con nuestro pecado y el perdón que hemos recibido de Dios?
Escrituras
Acerca de este Plan
Libérate de la amargura y da un paso hacia la esperanza. Perdonar es difícil porque el dolor, la ira y el resentimiento se filtran en las grietas más profundas del corazón y no estamos seguros de cómo limpiarlas. Afortunadamente, Dios está listo para enseñarnos cómo encontrar la libertad a través del perdón. No dejes que la amargura carcoma tu corazón. Toma el reto para elegir el perdón y sé libre.
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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/retos/reto-de-30-dias-eligiendo-perdonar/