Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Esperanza CotidianaMuestra

Esperanza Cotidiana

DÍA 2 DE 7

Esperanza para mi hijo

El sol subirá

Cuando mi hija Finley tenía cuatro años, una noche salíamos de nuestra iglesia tarde después del servicio. Al salir de la iglesia, entré en un estacionamiento muy bien iluminado, lo que hace que no te des cuenta inmediatamente de que afuera está oscuro.

Subí a nuestras hijas al coche y empecé a conducir a casa. Cuando salimos del estacionamiento hacia una calle oscura, escuché un grito de pánico de mi hija en el asiento trasero.

Inmediatamente me detuve y me di la vuelta, tratando frenéticamente de descubrir qué estaba mal. Finley estaba abrumada por la emoción, incapaz de hablar al principio. Después de lo que pareció una eternidad, finalmente respiró hondo y gritó dramáticamente: "¡Sólo quería ver el sol UNA VEZ MÁS!"

Tuve que girar rápidamente en mi asiento para que no pudiera verme reír. Mi pobre bebé se quedó devastada por algo tan obvio. Me recuperé lo suficiente para ayudarla a calmarse y luego le prometí que si cerraba los ojos y descansaba, volvería a ver el sol.

Mientras conducía a casa, riéndome de su reacción exagerada, el Señor comenzó a mostrarme que muchas veces yo soy el niño angustiado y aterrado en el asiento trasero sin esperanza de que algo tan seguro suceda.

Afortunadamente, nuestro Padre Celestial no se ríe de nuestra angustia. Él nos ama lo suficiente como para hacernos a un lado del camino, girarnos y vernos cara a cara y consolarnos, recordándonos lo que es seguro.

Hay tantas incertidumbres que enfrentamos en esta vida. Hay tantas cosas que no podemos saber, arreglar o cambiar. Sentirnos impotentes puede comenzar a hacernos sentir desesperanzados. Se vuelve difícil escuchar la voz de nuestro Padre consolándonos desde el asiento delantero. Y empezamos a preguntarnos el si la noche terminará algún día.

Quizás para usted la oscuridad comenzó con un diagnóstico. Quizás las palabras de los médicos resuenan en sus oídos: "Su hijo tiene una discapacidad". Quizás, llegó al darse cuenta de que la vida nunca sería la misma y lo que es normal quedaría redefinido para siempre. Tal vez la oscuridad se apoderó de usted cuando empezó a lamentar los sueños que tenías pasa su hijo, sintiendo que todo lo único que podías ver eran limitaciones. O tal vez simplemente esté cansado de las citas con el doctor, las terapias, las miradas de extraños, los consejos injustificados y la necesidad aparentemente interminable de más tiempo, dinero y energía de los que tiene para dar.

No es de extrañarse que la esperanza parezca evadirnos algunos días. Bajo el diagnóstico y la rutina diaria de cuidar a un niño con necesidades especiales, la esperanza comienza a parecer menos real y más como un espejismo que nunca alcanzaremos. En esos momentos, no parece tan tonto preguntarse: ¿Volveré a ver el sol?

El profeta Jeremías no fue ajeno a este lamento. En el capítulo 3 de Lamentaciones, exclama: "Mi esperanza en el Señor se ha ido". Y continúa: "El pensamiento de mi dolor es un veneno amargo. Pienso en ello constantemente y mi espíritu se deprime".

Esta desesperanza es a menudo la vida real. Jeremías estaba abrumado por el dolor y sólo quería ver el sol una vez más.

Afortunadamente, amablemente, una frase se deslizó para calmar la desesperación y redimir el día. Sin embargo.

Lamentaciones 3:21-24 continúa: “Sin embargo esperaré. Lo cual me llena de esperanza: Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!”.

Sin embargo, es nuestro salvavidas, nuestra ancla y lo que nos saca de la oscuridad, recordándonos lo que es seguro, quién es seguro.

El Señor puede ser todo lo que tenemos, pero el Señor es todo lo que necesitamos.

Si nuestra esperanza recae directamente sobre Sus hombros, Su fidelidad, Su amor inagotable y su misericordia continua, podemos dar un suspiro de alivio. Podemos afrontar la noche, sabiendo que la fidelidad del Señor es tan segura como el amanecer.

Nuestra esperanza debe estar sólo en Él. Los médicos, los medicamentos, las terapias, las personas bien intencionadas e incluso nuestras fuerzas nos fallarán. Sin embargo, nuestro Dios no fallará.

Si se siente como el niño angustiado en el asiento trasero, preguntándose si la oscuridad significa que Dios le falló a usted o a su hijo, debe saber que no es así. No puede. Y no lo hará.

Hebreos 10:23 nos recuerda maravillosamente que "nos aferremos firmemente a la esperanza que profesamos, porque podemos confiar en que Dios cumplirá su promesa".

Dios tiene a su hijo firmemente en sus manos, cada uno de sus días escrito antes de que naciera (Salmo 139:16). El viaje puede parecer oscuro o incierto a veces, pero Él es nuestro camino seguro. Quizás lo único que necesite sea cerrar los ojos y descansar, confiando en que el sol está en camino.

Declare esto: Hay ESPERANZA para mi hijo. Elijo dejar de lado toda incertidumbre y miedo y poner mi esperanza en lo que es seguro: la fidelidad de Dios.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Esperanza Cotidiana

Criar a un niño con necesidades especiales o a un niño médicamente frágil es un viaje lleno de alturas de alegría inexplicable y momentos de lucha incesante. No se puede hacer sin esperanza. Este devocional celebrará el plan que Dios tiene para su familia, equipándolo con declaraciones de esperanza para cada faceta de su viaje.

More

Nos gustaría agradecer a Champions Clubs Special Needs por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://championsclub.org/