Pablo: Pasado, presente y el propósito de tu vidaEjemplo

Se trata de su gracia

¿Alguna vez te has preguntado cómo un hombre, que se dedicó a destruir a la Iglesia, se convirtió en uno de sus líderes más influyentes? Fue la gracia de Dios. Siendo un feroz oponente de la fe cristiana, Pablo fue completamente transformado por la gracia de Dios y se convirtió en uno de los más grandes líderes de la Iglesia primitiva. A través de sus escritos y ministerio, Pablo nos recuerda que no importa cuán lejos hayamos caído o lo que hayamos hecho, la gracia de Dios es suficiente para perdonarnos y usarnos para sus propósitos.

La gracia de Dios es el favor inmerecido que Él nos otorga a pesar de nuestras muchas deficiencias y fracasos. Es el don del perdón que nunca podremos ganar, sino que solo recibimos a través de la fe en Jesucristo. Cuando abrazamos la gracia de Dios, nos abrimos a la posibilidad de transformación y renovación. Así como Dios cambió a Pablo, Él también puede cambiarnos a nosotros si estamos dispuestos a rendir nuestras vidas a Él.

Dios tiene un propósito para nuestras vidas y Él nos aparta para ese propósito con un don especial. Esto puede ser un pensamiento aterrador, ya que significa que podríamos no ser como nuestros amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Significa que podríamos estar en desacuerdo con los valores y creencias de la sociedad que nos rodea. Pero también significa que tenemos un papel único que desempeñar en el avance del reino de Dios y en difundir el mensaje de salvación a otros.

Cuando Dios nos aparta, debemos permanecer pequeños y confiar en su guía. Debemos rendir nuestras vidas a Él y permitir que trabaje a través de nosotros, guiándonos y proveyéndonos de maneras que no podemos imaginar. Esto requiere que estemos dispuestos a caminar con fe, incluso cuando el camino por delante es incierto y aterrador.

A través de la historia de Pablo, vemos el increíble poder de la gracia de Dios y el impacto transformador que puede tener en nuestras vidas. Vemos que no importa lo que hayamos hecho, Dios puede perdonarnos y usarnos para sus propósitos. Entonces, abracemos la gracia de Dios con corazones abiertos, entregando nuestras vidas a Él y confiando en su guía y provisión. Seamos apartados por Dios, confiados en su propósito para nuestras vidas y ansiosos por desempeñar nuestro papel en el avance de su reino. ¿Estás listo para salir de tu zona de confort y permitir que Dios use tu pasado, presente y futuro para su propósito estratégico, incluso si eso significa ser apartado del mundo y de los que te rodean?