¡Abajo, pero no fuera!

Uno de los problemas de leer la Biblia tanto tiempo después de que se viviera realmente es que perdemos los matices de las experiencias humanas de los personajes sobre los que leemos. Imaginemos por un momento que hubiéramos escuchado la historia de un personaje de Moisés en nuestras comunidades locales. He aquí a un hombre cuya madre le salvó del infanticidio. No sólo se salvó de la muerte, ¡sino que fue rescatado por la hija del Rey! Hoy podríamos pensar en un niño cuya madre le salvó de una vida de hambruna o de tráfico de seres humanos. En lugar de acabar en la esclavitud infantil, como mula de la droga o muerto, es adoptado por una familia muy rica y tratado como uno de sus hijos. Asiste a las mejores escuelas, tiene acceso a la mejor comida y viaja por el mundo, pero es consciente de que es un niño adoptado. Un día ve que alguien maltrata a alguien de la zona de la que fue salvado, se enzarza en una pelea y mata a la persona. Entonces se da a la fuga para evitar ser capturado y encarcelado.

Ahora bien, si escucháramos esta historia, podríamos sentir cierta simpatía por nuestro Moisés de hoy en día. Pero nuestros sentimientos más fuertes serían de arrepentimiento y desperdicio. Nuestra conclusión sería que ha desperdiciado su vida. Fue muy afortunado. Tuvo la mejor vida que podría haber tenido. ¿Por qué cometería un error que cambiaría su vida? ¿Por qué no ha asumido su responsabilidad? No debería tener que huir. Algunos de nosotros podemos incluso pensar, ¿por qué se salvó? Fue una oportunidad perdida, alguien más debería haber sido encontrado en su lugar.

¿Por qué es importante para nosotros hoy? Si somos capaces de ver y comprender hasta qué punto había caído Moisés cuando Dios se reunió con él en la zarza ardiente, puede darnos esperanza de que nuestra situación actual no es tan mala como creemos. Si Dios puede restaurar y dar la vuelta a la vida de un asesino, entonces lo que sea por lo que le estamos creyendo es completa y absolutamente factible. Puede que hayamos caído, pero no estamos fuera.

Porque...

"Con la gente, esto es imposible. Pero para Dios, todo es posible" (Mateo 19:26 RVR1960).