Pablo: Días desérticosEjemplo

Reduce la velocidad

Pablo, conocido por sus esfuerzos evangelísticos y el caos que a menudo le seguía, también puede ser visto bajo una luz diferente en el desierto.

Mi familia y yo habíamos planeado unas vacaciones ya hacía tiempo y finalmente nos decidimos por visitar el Parque Nacional Big Bend como nuestro destino. Estábamos muy emocionados de explorar el parque y ver toda la belleza natural que tenía para ofrecer. El viaje fue bastante largo. Pasamos horas en la carretera antes de llegar finalmente al centro de visitantes. Pagamos la cuota y entramos. A pesar del largo viaje, todos estábamos de buen humor. Nos lo pasamos muy bien escuchando música y disfrutando del paisaje.

Tuvimos que conducir aún más para llegar a los mejores lugares del parque. Sin embargo, cometí un error. Había estado manteniendo una velocidad razonable en la carretera, pero no me di cuenta de que el límite de velocidad había cambiado una vez que entramos en el parque. Entonces, conduje demasiado rápido y un guardabosques me detuvo. Fue vergonzoso, pero mis hijos me ayudaron a salir de la multa siendo ellos mismos. Aunque ser detenido fue un pequeño contratiempo, no dejamos que arruinara nuestro viaje. Bajamos la velocidad y continuamos explorando el parque, disfrutando de las fantásticas vistas y maravillas naturales que nos rodeaban.

El desierto puede ser un lugar de belleza y reflexión, pero también requiere que reduzcamos la velocidad y seamos conscientes de nuestro entorno. En los tres años de Pablo en el desierto, Dios se presentó y proveyó para sus necesidades, incluso cuando parecía imposible. Cuando nos encontramos en el caos o la incertidumbre, podemos confiar en que Dios abrirá un camino donde parece que no hay camino. Al igual que Pablo, Dios nos aparta desde el vientre de nuestra madre y podemos confiar en su provisión y guía incluso en el desierto.

Al reflexionar sobre el tiempo que Pablo pasó en el desierto, podemos desafiarnos a nosotros mismos a ver nuestros propios «desiertos» bajo una nueva luz. En lugar de verlos como tiempos de aislamiento o abandono, podemos verlos como oportunidades de crecimiento y transformación. Ya sea que enfrentemos incertidumbre en nuestras carreras, relaciones o vidas personales, podemos confiar en que Dios está con nosotros y proveerá para nuestras necesidades. Podemos ir más despacio, ser más conscientes, buscar la belleza y el propósito en tiempos de dificultad. Abracemos nuestros desiertos con fe y esperanza, sabiendo que Dios está obrando en nosotros, transformándonos en las personas que diseñó originalmente.