AMOR.Muestra

Cuando cometemos errores, es fácil que las mentiras de la condenación se introduzcan en nuestras cabezas y corazones. Pero Dios no envió a Jesús para condenar a todos los que no vivieran bien. No, lo envió para salvarnos. ¡Eso es grandioso! Podemos sentirnos con facilidad indignos, no amados y avergonzados, pero Juan nos dice que Jesús nunca nos dice esas cosas. Él está aquí para salvarnos. Gracias a la resurrección, Juan sabe que Dios es amor, uno que no nos aleja, sino que nos acerca pase lo que pase.

Hoy, escribe aquello que te haya hecho sentir avergonzado o no digno de amor. Táchalo después de escribirlo. En su lugar, escribe "Pero Jesús me salva porque me ama".