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Ahora Que Vemos

Antes estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, vivíamos en oscuridad; hasta que Jesús vino a nuestro encuentro y así como lo hizo con Bartimeo, nos sanó; abrió nuestros ojos para que pudiéramos verlo y desde entonces caminamos en la Luz, no en tinieblas.

Antes era incompresible para nosotros leer una parte de las Escrituras; solo por gracia, cuando recibimos la impartición del Espíritu de Dios, pudimos y podemos seguir comprendiendo su Verdad revelada en el Nombre de Jesús.

Ahora que vemos, contamos con la gracia de comprender la Palabra, según la revelación que el Espíritu nos entrega con cada porción Escritural. La Palabra de Dios no es ajena a nosotros; ya no somos extraños para Él, no estamos por fuera de Sus planes ni de Sus promesas. Toda la Escritura cobra vida y poder en nosotros a través de Su poder y ahora caminamos en la Luz y seguimos el camino de la Luz, seguimos a Jesús, para ser como Él; es nuestro propósito, Él es el camino en el que hemos sido cimentados por voluntad de nuestro Padre.

Dejamos de ser ciegos y sordos una vez que Jesús nos sanó; nos dió perdón, salvación y vida eterna. Ahora podemos verlo y podemos oír Su voz que nos guía según el Espíritu, a toda verdad en Él.

Ahora que vemos, tenemos un norte, una dirección; Jesús, a quien podemos ver a través de la Palabra y quien nos revela al mismo tiempo al Padre. Así como Jesús es uno con el Padre, nosotros somos uno con Él, por el Espríritu que nos fue dado.

Ahora que vemos, sabemos quién es nuestro dueño, nuestro Señor; ahora que vemos, sabemos por dónde debemos caminar, a quién debemos seguir y cómo debemos vivir. Jesucristo es nuestro todo, en Él está el propósito de nuestra existencia, Él es el propósito de nuestra salvación.

Ahora que vemos, procuremos en el poder del Espíritu, permanecer en el camino, la verdad y la vida; en el Nombre de Jesús, para que su Nombre se glorifique y sea revelado a través de nosotros, para que muchos otros también puedan llegar a ser salvos según la voluntad de nuestro Eterno Dios.