Libre de una mente atormentadaMuestra
¡Lo que ven tus ojos tampoco define la realidad!
¿Te acuerdas de Giezi? Vio al ejército enemigo acampado en los alrededores del campamento y tuvo miedo: “¿Qué vamos a hacer ahora, señor mío?'. Eliseo le dijo: —No tengas miedo. El ejército que lucha por nosotros es más grande que el que lucha por ellos. Entonces Eliseo oró y dijo: —Señor, abre los ojos de mi siervo para que pueda ver. El Señor abrió los ojos del joven y el siervo vio que la montaña estaba llena de carros de fuego y caballos que rodeaban a Eliseo” (2º Reyes 6:15-17, PDT). Giezi era un “ creyente carnal” y solo podía ver una realidad: la que veían sus ojos naturales. Eliseo, en cambio, veía una realidad diferente. Con los ojos de la fe, vislumbraba un ejército mayor enviado por Dios para pelear a su favor. Job es otro ejemplo. Nadie sufrió como él en esta tierra, excepto Jesús. Su dolor era real. Y él nunca negó esa realidad. El diablo le mató todos sus hijos, destruyó todas sus propiedades, arruinó toda su economía y lo dejó sin sustento y sin salud. Todo lo que le quedaba era sentarse sobre su miserable vida y esperar. ¿Esperar qué? Que llegara el día de su liberación, es decir, la realidad que solo sus ojos espirituales podían ver. A Job le queda el dolor, pero también la esperanza: “Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación” (Job 14:14). “En cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra. Y después que mi cuerpo se haya descompuesto, ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios! Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos… ¡Este pensamiento me llena de asombro!” (Job 19:25-27, NTV). Job nunca negó sus sentimientos, sino que aprendió a no confiar en ellos o en lo que veían sus ojos naturales y a acurrucarse cerca de Dios. A Job le robaron todo menos la esperanza. Y cuando la esperanza está puesta en el lugar correcto, es decir en Dios, el diablo no lo soporta.
¡Creer, confiar y esperar en lo que no vemos es más importante que creer en lo que sí vemos!
“¡Felices los que confían en mí sin haberme visto!” (Juan 20:29, TLA).
Acerca de este Plan
Los sentimientos son traicioneros porque suelen ser el resultado de pensamientos equivocados. No dejes que tus emociones o sentimiento te controlen. ¡Deja de lado tus sentimientos negativos y sigue a Dios!
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/