Hablaré a Tu CorazónMuestra
Si hubiera sabido que el proceso para poder terminar y entregar a la editorial una de mis novelas tomaría cerca de trece años, quizás lo hubiera pensado dos veces antes de empezar a escribirla. Pero por el año 2010 no tenía idea de que el primer boceto de “Te llegaré al corazón” -escrito originalmente como guión para una película- se publicaría como libro hasta 2024. Desde el comienzo, el proyecto tuvo toda clase de tropiezos. Nunca pensé que encontrar aliados dispuestos a conseguir los recursos y realizar una película fuera tan difícil. Con el tiempo me fui dando cuenta de que la misión a la que me había comprometido con Dios -contar desde una adaptación contemporánea el drama bíblico de Oseas a esta generación- tenía algo de suicida.
Con o sin película, ardía en mi corazón la necesidad de escribir esa adaptación que nos ayudara a todos a entender mejor por qué Dios le pidió a Oseas que se casara con una mujer desleal e idólatra que iba a engañarlo, incluso después de haber tenido hijos con él. ¿Cuál era el propósito de Dios? ¿Acaso el Todopoderoso no conoce todo con anticipación y podía evitarle ese sufrimiento a un hombre íntegro que amaba? ¿Por qué a él le correspondía sufrir mientras otros que ni pensaban en Dios disfrutaban de vidas tranquilas, placenteras y sin sobresaltos? ¿Cuál era el mensaje para él, para Israel y para todos nosotros?
Antes de escribir la primera palabra, descubrí que si aspiraba a comunicar algo, tenía que estar dispuesto a ser el primero en recibirlo, en deshacerme de mis prejuicios y a vivir en consecuencia. Empecé a darme cuenta de lo mucho que tenemos en común con Gomer, la mujer con la que debía casarse el profeta Oseas por instrucción de Dios. Resulta muy fácil señalar y juzgar a los demás para justificarnos y creernos superiores, pero pocas veces nos preguntamos: “¿Por qué esa persona que todos rechazan llegó a comportarse como lo hace?”. “¿Por qué miente y no guarda su palabra?”. Bueno, Dios eligió a Oseas para convertirlo en Su mensaje y decirle a Israel (y de paso a todos nosotros) que así es como se siente Él respecto a nuestra infidelidad. Con la diferencia de que Dios no decide enojarse para siempre con nosotros. Nos ofrece una nueva oportunidad, como hizo con Gomer (¡aunque no la mereciera!) Nos dice, con el mismo amor infinito y perseverante:
Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto. (Os.2:14-15)
Si bien en los versículos anteriores Oseas se toma a sí mismo como ilustración y anuncia que, de la misma forma, Dios “cercará” a esta esposa infiel que representa a Israel, cerrándole el paso para que no pierda el rumbo, que frustrará sus planes pecaminosos para hacerla volver a su verdadero Esposo y reconocer el alto precio de haberle dado la espalda, el amor del Señor hacia su pueblo infiel no se rinde. No solo no la abandona, sino que le promete restaurarla, darle una nueva vida, llena de gozo y esperanza, siempre y cuando se vuelva a Él. En los próximos días descubriremos el tesoro que se esconde tras esos versículos y que sigue inspirando vidas en todo el mundo, sin que nadie sepa explicar mejor cómo una historia que comenzó tan mal, puede terminar tan bien.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué tenemos de parecido con Gomer, la mujer a la que el profeta Oseas debía casarse según Dios?, tal vez te preguntes. Juzgar a otros es fácil para sentirnos superiores, pero rara vez nos preguntamos qué llevó a esa persona a comportarse de esa forma. Dios eligió a Oseas para transmitir Su mensaje, mostrando cómo se siente Él ante nuestra infidelidad.
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