Influencia Del ReinoMuestra

«¿Es real nuestro avance territorial?»

Consideremos nuestras pérdidas evangelísticas en los últimos 50 años, el islamismo ha aumentado en un 500%; el hinduismo 117%; el budismo 63% y el cristianismo únicamente 47%. Nos alegramos con el aparente crecimiento con megaiglesias, crecimiento que ocurre por traslación y no evangelización; los creyentes de una congregación se van a otra, pero las calles de nuestras ciudades siguen repletas de multitudes desamparadas que no tienen pastor.

En algunas ciudades se calcula que el porcentaje de creyentes evangélicos ha aumentado hasta el 60%, pero igualmente el crimen, desempleo, violencia,  narcotráfico, corrupción, analfabetismo y la pobreza, han crecido notoriamente. Es evidente que si el evangelio del reino toca un territorio altera su forma de vida, pero si una religión evangélica llega a un lugar, nada trascendente puede ocurrir, porque una cosa es cambiar de religión y otra muy distinta, es cambiar de vida. 

Ciencia, política, economía y los demás aspectos de la vida humana, funcionan adecuadamente solamente al grado en que están en obediencia a las leyes de Dios. El sistema mundial está en rebeldía contra Dios y la iglesia ha rehusado desafiar esta rebelión o aún censurarla. Hemos dejado que Satanás nos convenza que los problemas del mundo no son espirituales, y que por lo tanto, no son asuntos de la iglesia.  

En vez de estudiar y predicar la Palabra de Dios y convertirnos en expertos en conocimiento y aplicación de la ley espiritual en cada faceta de la vida humana, la hemos estudiado y predicado solo lo suficiente para cambiar el alma del hombre, pero no su mundo.  

Identificamos algunos sofismas distractores. No nos sorprende que los ataques espirituales más  fuertes surjan del mal uso de las Escrituras.  ¿Puesto que la tierra será quemada, significa que los cristianos deben dejar el cuidado de ella y de sus naciones al enemigo?  No. ¡Nunca!  ¿Se les dice a los cristianos que discipulen y cuiden de las naciones enseñándoles a obedecer las leyes de Dios y que prosperen? Parece que muy poco.  

Deberíamos tener el mismo cuidado y preocupación por nuestra tierra transitoria así como la tenemos por nuestros cuerpos corruptibles.  Nuestros cuerpos se pudrirán cuando muramos, pero no hemos dejado de comer, dormir, bañarnos, vestirnos y cuidar de nosotros mismos, ¿verdad? Entonces, ¿por qué abandonar el cuidado de la tierra del Padre?

En Génesis 1:26-28, dice al hombre lo que se espera que haga con su tiempo y recursos aquí en la tierra, “fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread…” Aunque el primer hombre falló a este mandamiento, Dios nunca ha cambiado su propósito.  Jesús vino para recuperar el reino y liberar al hombre del poder del pecado para que pudiera realizar ese plan de Dios.