Tatuajes Del AbusoMuestra

«El tatuaje del abuso verbal»

Las palabras o la lengua tienen el poder de dar vida o dar muerte. Todo lo que confesamos con nuestros labios tiene poder y tenemos que fijarnos en las palabras que salen de nuestra boca. Santiago nos enseña en la Biblia que la lengua tiene poder de prender un gran fuego.

Cuando tenía alrededor de 15 años, formaba parte de un grupo de amigos que éramos inseparables. Todos los integrantes de este grupo nos considerábamos amigazos y procurábamos pasarla siempre juntos. Como en muchos grupos de amigos, había uno que era el que todos le hacíamos bromas y burlas. Vamos a llamarlo Tito. Siempre terminábamos haciéndole la vida imposible. Sin darnos cuenta, con nuestra burla y con las cosas que le decíamos, lo estábamos tatuando.

Recuerdo que una noche nos quedamos solos en la casa de un amigo cuyos padres habían salido y nos dejaron toda la casa para nosotros. El año escolar estaba a punto de terminar y platicábamos sobre el próximo año. Tito tenía muchos problemas de aprendizaje y las cosas pintaban que tendría que repetir el sexto grado por tercera vez. Cuando nos contó eso, todos nos tiramos al piso a reírnos y comenzó una buena media hora de burlas y risas. Sin darnos cuenta de lo que hacíamos, estábamos destruyendo por dentro a Tito.

Con sus ojos llenos de lágrimas corrió y se encerró en el baño, nos dijo que quería suicidarse. Tito prendió el gas del calentador y nos dimos cuenta que lo que habíamos hecho estaba mal. Gritamos fuerte, que nos perdonara y comenzamos a decirle que era muy importante para nosotros. Todos comenzamos a orar. Después de unos veinte minutos, Tito quitó el seguro de la puerta y nos dejó entrar. Lo primero que hicimos fue abrazarlo y pedirle perdón. Después de este incidente nunca más usamos a Tito como centro de nuestras burlas y chistes. Sin querer, todos poco a poco habíamos marcado a uno de nuestros mejores amigos. Nunca olvidaré esta lección.

Hay muchas personas como Tito. Personas que han sido tatuadas por amigos y familiares. Es común escuchar a nuestros padres decir: «¿Por qué no eres como tu hermano? «Te pareces al holgazán de tu padre». «Nunca llegarás a ser alguien en la vida». Si has sido marcado por una situación así y te encuentras tatuado, te quiero decir que Dios cree en ti, al punto que te ha entregado una misión para cumplir en esta tierra, manifestar a su hijo, Cristo.