Despidiendo al no nacido (Aborto Provocado)Muestra
Honrando la pérdida
Perder un hijo es una experiencia devastadora, incluso si tomaste la decisión de hacerlo tú misma. El aborto está marcado por una profunda tristeza, dolor y angustia, y es aquí donde quiero hacer una pausa. Por mucho tiempo, creí que este momento no me había dolido, que era una "desalmada" y que merecía el infierno. Sin embargo, con mi caminar, pude entender que sí me dolió, mucho más de lo que creí, y mi cerebro, en su función de protegerme, suprimió ese momento.
Trabajar en el aborto con la ayuda de Dios y mi psicóloga fue fundamental, ya que yo había ignorado muchas cosas dentro de este proceso, como por ejemplo, mis hijos tienen nombre y yo lo olvidé.
El aborto puede ser emocionalmente abrumador y afectar de manera significativa. La culpa y la amargura hacen nido en tu alma, y sin darte cuenta, esa herida empieza a infectar otras áreas de tu vida. Tanto así que, consciente o inconscientemente, tú misma te castigas y te niegas a ser madre por la decisión que tomaste. Puedes experimentar pesadillas, nostalgia y recuerdos. Incluso puedes hacer el cálculo de cuántos años tendría ese niño si no hubieras tomado la decisión.
La pérdida de un hijo puede afectar tu identidad. Es por eso que hoy, más que una pregunta, quiero que tomes tu cuaderno y escribas una carta a ese bebé. Pero antes de empezar, ¿qué nombre le pondrás?
Es tu hijo y merece un nombre. Merece ser llamado con amor y despedido de la misma manera.
A veces, en nuestra búsqueda de protección emocional, ignoramos la magnitud del impacto del aborto en nuestras vidas. Personalmente, descubrí que reconocer y nombrar a mis hijos fue un paso esencial en mi proceso de sanación. Ellos merecen ser recordados y honrados, y darles un nombre es un acto poderoso de reconocimiento de su existencia.
"Los hijos que dabas por perdidos todavía te dirán al oído: Este lugar es demasiado pequeño para mí; hazme lugar para poder vivir" (Isaías 49:20 NVI).
Te quiero invitar para que este versículo haga un cambio en tu vida. La expresión "hazme lugar para poder vivir" sugiere un cambio en la perspectiva. Despedir a alguien que ni siquiera nació es difícil. Probablemente no tengas un cuerpo que enterrar, pero parte de este proceso es poder darle un lugar en nuestras vidas para que pueda vivir en nuestros corazones para siempre.
Prepara en este día una pequeña ceremonia simbólica. Llámalo por su nombre, lee la carta que le escribiste y finaliza con una pequeña oración donde puedas entregarle todo ese dolor de tu pérdida a Dios. Dejar ir no significa olvidar, sino permitir que los recuerdos tomen una nueva forma.
En la medida en que damos espacio a la memoria, permitimos que la sanidad comience. En el amor y la gracia de Dios, encontramos fuerza para seguir adelante.
Oración Sugerida: "Amado Padre Celestial, hoy vengo ante Ti con un corazón lleno de emociones y recuerdos. En este momento, quiero entregarte a ese precioso bebé que una vez habitó en mi vientre. Aunque no tuvimos la oportunidad de conocernos cara a cara en este mundo, sé que Tu amor y gracia abrazan a mi pequeño en Tu presencia eterna. Señor, hoy me comprometo a soltar cualquier carga de culpa, tristeza o remordimiento que pueda llevar conmigo. Te entrego a mi bebé, le doy un nombre con amor y lo confío a Tus manos. Padre, sana cualquier herida en mi corazón y en mi alma. Gracias por ser el Dios que consuela, restaura y redime. En el nombre de Jesús, mi Salvador, entrego a este bebé a Tu cuidado amoroso. Amén".
Acerca de este Plan
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Nos gustaría agradecer a Kelly Vanessa Vanegas Pérez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://instanteindeleble.com/