¡Eres mía!

Empezamos el viaje de "Los Elegidos". No sabemos cómo tú has visto el primer episodio, pero nosotros tuvimos que entrar en él. ¿Qué maravillosas lecciones puedes sacar de este episodio? Te retamos a que no te rindas. ¡Porque hay mucho más por venir!

Hoy, te presentamos la historia de una mujer poseída. En el libro de Lucas leemos que fue liberada de siete demonios. Demonios que atormentaban su vida. El nombre de esa mujer fue Maria.

¡Siete demonios! No es sorprendente que María sea tratada como la tonta del pueblo. Todo el pueblo la conoce. Trabaja en un lugar oscuro. Un lugar de prostitución, un lugar de juegos de azar. Un lugar de muchos abusos.

Pero su vida no era así antes.

"No temas porque te he llamado por nombre...". Palabras que María había oído desde muy pequeña. Palabras que regularmente tenía que recalcarse así misma. De hecho, formaban parte de su educación en la fe. Palabras que ya no parecen ser ciertas en la vida posterior de María.

Por la noche, se ve envuelta en sueños y vuelve a ver los sucesos que le ocurrieron. Imágenes de abusos y de haber sido utilizada. Y cada vez está más asustada. El miedo la envuelve literalmente.

Aun así, recibe esas palabras para experimentar de nuevo, como solía hacer cuando era niña, que esas palabras son verdad. Pero las palabras ya no parecen funcionar. Las rompe, literalmente. Y estas palabras la destrozan.

La vida la desespera. Las imágenes y los pensamientos no paran. Se desespera tanto que decide: "No quiero seguir". María corre hacia el borde de un acantilado para saltar y dar fin a su vida. Pero entonces ocurre algo extraordinario; algo sereno; algo la detiene.

Pasa una paloma. Llama su atención y le impide dar el salto. Ella se pregunta: ¿Podrían ser ciertas las palabras después de todo?

Yo no tengo idea de las palabras que solías oír en tu infancia, tampoco sé si es que leían la Biblia en tú casa. Pero estas palabras: "No temas, porque te he llamado por nombre, eres mío", también van dirigidas a ti. Fuiste hecho a imagen de Dios y "Dios miró todo lo que había hecho y era muy bueno" (Génesis 1:26-31). Hoy estás llamado/a a reflejar algo de Él allí donde estés. Él te está llamando. ¿Crees que, a pesar del quebrantamiento que puedas estar experimentando en tu propia vida, Dios anhela estar en relación contigo?

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Qué palabras de verdad necesitas escuchar?
• ¿Hay cosas de tu pasado de las que quieres deshacerte?
• ¿Sabes que eres visto por Jesús?
• ¿Qué se necesita para estar en relación con Dios?

Ora: "Señor, gracias por tu palabra, tu palabra de verdad. Señor, enséñame a abrazar tu verdad cada vez más. Gracias porque puedo ser tu hijo/a. Enséñame más y más lo que eso significa, a medida que voy comprendiendo más y más de tu palabra. Amén".