Cómo Encontrar La Voluntad De Dios Parte 1Muestra

«La voluntad de Dios se trata únicamente de Él»

La voluntad de Dios se trata de Dios, y no de nosotros. Debemos clavar, cual estaca, una verdad profundamente en la tierra: esto llamado vida se trata de Él, y no de nosotros.

En ocasiones, cuando estamos buscando la voluntad de Dios, sucede que nuestra búsqueda está más enfocada en nosotros mismos. Nos preguntamos: ¿Qué necesito saber? ¿Dónde debo estar? ¿Qué debo estar haciendo?, en lugar de: ¿Qué puedo descubrir de Dios y de su agenda? Nuestra vida de oración se convierte más en pedirle a Dios que bendiga nuestros planes en lugar de que nos muestre los suyos.

Poner nuestro corazón y nuestra atención en su plan y en su propósito es la clave. Dios no va a confundir su voluntad con la nuestra, ni podemos engañarlo para bendecirnos como deseemos, mientras hacemos caso omiso de Él. Demasiado a menudo, «bautizamos» nuestra voluntad y la llamamos «de Dios». Pero no lo engañamos; Él ve y conoce los pensamientos y las intenciones del corazón.

Podríamos pensar que estamos perdiéndonos de algo. Pero la verdad, es que su voluntad, tiene la más alta calidad. Sus deseos, son mucho mejores que los nuestros. Sus planes, dejan sin efecto nuestros planes. Aferrarnos a nuestros deseos mediocres trae temor; dejarnos ir con libertad, hacia una obra maestra original hecha a nuestra medida, trae libertad.

David Livingstone dijo: «Preferiría estar en el corazón de África, en medio de la voluntad de Dios, que en el trono de Inglaterra fuera de la voluntad de Dios». Entendió, que el latir del Padre, también era el lugar de su mayor satisfacción.

La verdad de que la voluntad de Dios se trata de Él y no de nosotros es un consuelo. El punto en el que dejamos de lado nuestros temores, marca el inicio de la fe. Hemos de buscar vivir confiando en la voluntad de Dios y no, teniendo miedo de ella. Cada uno de nosotros alcanzamos un nuevo nivel de madurez espiritual, cuando podemos decir honestamente: «No tengo miedo de la voluntad de Dios».

Es cierto que la voluntad de Dios tiene que ver con nuestra elección y desarrollo de carrera, con el crecimiento de nuestra familia e, incluso, con nuestro disfrute de la vida; pero primero, tiene que ver con seguir a Dios y con cumplir con su agenda.